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Un valiente y su país

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Hace unos años conocí a una agradable pareja de venezolanos en una reunión internacional. Ambos, Dorothy y Marcel, son afables, inteligentes y de trato cómodo. Quien podía imaginarse que este señor sencillo y amable, era lo que los norteamericanos llaman un “Tycoon” de los medios, en su país, Venezuela.

Hace unos años conocí a una agradable pareja de venezolanos en una reunión internacional. Ambos, Dorothy y Marcel, son afables, inteligentes y de trato cómodo. Quien podía imaginarse que este señor sencillo y amable, era lo que los norteamericanos llaman un “Tycoon” de los medios, en su país, Venezuela.

Desde aquel entonces, Marcel Granier, ha perdido muchas plumas, ha estado bajo permanente presión y ataque. Sin embargo, no aparenta haber perdido la calma ni su tranquilo espíritu combativo. ¿Qué firmes valores lo hacen comportarse de esa manera, frente a la dura dictadura que golpea a su país y en lo personal, lo despoja a él y a los accionistas de su grupo, de su libertad de acción, de su patrimonio y seguramente de su sueño?

No pierde las esperanzas. Manifiesta creer en un futuro mejor y por lo tanto, actúa en consecuencia. No se va del país como lo han hecho tantos, a pesar de las amenazas recibidas. Sigue trabajando en aquellos emprendimientos de los cuales no ha sido despojado aún, aunque sí de todos los equipos de su televisora, Radio Caracas Televisión, aparte del cierre de la escuela de capacitación para unos 700 alumnos y la pérdida de muchos miles puestos de trabajo. Piensa que en su patria se va a recuperar la libertad, se combatirá el crimen y habrá esperanzas para mejorar el bienestar. Cree que un día pasará la terrible pesadilla totalitaria. Añora la justicia perdida durante la tiranía chavista, ahora bien madura. Recuerda lo que pasó en la Unión Soviética a principio de los 90, cuando hizo implosión el régimen comunista. La gente estaba harta de las restricciones, de escaseces, de hacer interminables colas para comprar los insumos más básicos, de no tener respuesta a los requisitos más pedestres de la población. Actualmente, en Venezuela por necesidad se ha impuesto el trueque. Si una persona ve que se forma una cola y dispone de plata y tiempo, se mete en ella antes de preguntar que venden. Luego calcula, no siempre con suerte, si cuando le llegue el turno quedará algo en la tienda. Aunque no necesite ese producto lo compra igual, porque seguramente podrá cambiarlo por otro que sí, lo precisa. Ejemplo de canje: Un rollo de papel higiénico, producto muy preciado, por un tubo de pasta dentífrica y un huevo, para redondear. Las ineficiencias creadas por el “Socialismo del siglo 21” son irrisorias, a no ser que le toque a uno sufrirlas en carne propia. Maduro ha declarado que va a “pulverizar a los especuladores” advirtiendo que las subas de precio serán (y son) duramente castigadas. Con una inflación de un 200%, los comerciantes no tienen otra opción que tratar de ajustar los precios, remarcarlos, pero eso está prohibido. Al tratar de reponer lo vendido, deben pagar más que por la última partida. La consigna es: Cumplir y fundirse o tratar de sobrevivir en el negocio, corriendo el riesgo de multas, extorsión, persecución judicial, el cierre de su comercio y la cárcel.

Qué contradicción tratándose de Venezuela. Uno de los paísesde de más abundancia en recursos naturales del mundo. De gran tamaño - más de 5 veces el Uruguay - en un momento fue el primer exportador de petróleo del planeta. Hoy día sigue siendo importante, con las mayores reservas de hidrocarburos del planeta. Además tiene oro, diamantes, amianto, fosfatos y carbón. Posee también enormes yacimientos de mineral de hierro y en su momento, tuvo una pujante industria metalúrgica. A pesar de estar casi sobre el ecuador, dispone de una gran sabana de altura y sus tierras son fértiles, aptas para la ganadería y los cultivos de caña de azúcar, maíz, sorgo, banana, café y algodón. Además, posee amplios recursos hídricos, pero su sector agropecuario, a raíz de las expropiaciones y una perversa política de precios, se encuentra en ruinas. El país expulsa población, la clase alta y media principalmente a Miami. Los más pobres, muchos de origen colombiano, regresan. En su momento se refugiaron en Venezuela por sus oportunidades o aterrorizados por la FARC y otras guerrillas. Ahora se vuelven por los estragos de la delincuencia y la pobreza que castiga a Venezuela.

En la actualidad no hay justicia en la tierra de Bolívar. Hay unos 80 presos políticos conocidos y otras 2000 personas cuyos derechos de movimiento y libertad de acción les han sido restringidos. Los jueces reciben órdenes y según el Fiscal Franklin Nieves, que acaba de huir de su país, la agenda judicial es elaborada en el más alto nivel del poder ejecutivo. Este mismo fiscal se prestó por miedo, como ha confesado, a que se presentaran pruebas falsas en el juicio y condena a 14 años de prisión, a Leopoldo López. Según dijo, no aguantó más.

En un mes y medio habrán elecciones legislativas en Venezuela. Pero hay pocas esperanzas de que la oposición aumente su caudal a pesar del aumento del creciente descontento popular. Reina el clientelismo del poder y hay el temor. Varios candidatos de la oposición están vedados. Además, se ha “corregido” la zonificación de distritos para que el oficialismo tenga más diputados.

Por ejemplo, se han formado distritos de 400.000 personas que eligirán a un solo diputado, mientras que ahora hay circunscripciones de solo 25.000 a 30.000, que también tendrán el derecho a un diputado. Una desvergonzada disparidad. Me cuentan los venezolanos que además de esa trampa, habrá fraude. ¿Cuanto? “El que haga falta. El que convenga.”

Ni hablar de la enorme propaganda mentirosa, donde los opositores, con los escasos medios que le quedan, no puede rebatir adecuadamente los infundios, del oficialismo. Aparte de no conseguir papel, ni avisos, ya que para las empresas es peligroso hacer publicidad en un medio no oficialista. Tampoco hay mayor acceso a las ondas radiales pues la mayoría ha sido expropiada. Los partidos opositores están limitados a las ocasionales migajas que les concede la tiranía para tener una mínima apariencia de ejemplar y “democrática” elección.

Venezuela no está dispuesta a recibir a veedores de la OEA ni de otros organismos especializados. Supongo que sí de Cuba, donde hay gran experiencia en sufragios controlados. Espero que Uruguay se abstenga de la reciente invitación acompañada del ofrecimiento hecho pot el ex Ministro Jaua, de preocuparse en agilizar el pago dede las exportaciones uruguayas, acordado hace meses con el gobierno,

En este país siguen viviendo los Granier .

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Matías Chlapowski

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