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El general Washington

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MATÍAS CHLAPOWSKI
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Hace unas semanas leímos en esta columna sobre la juventud y vida de un respetado hacendado, George Washington, coronel de las milicias y legislador de la próspera Virginia.

Su vida cambió a partir del año 1773 cuando comenzaron los disturbios provocados por impuestos, uno de ellos sobre el té, que los colonos rechazaban pagar. En Boston, unos revoltosos tiraron al mar fardos de té que estaban a bordo de un barco británico anclado en la bahía, para ser descargados. Esta rebeldía la justificaban aduciendo que no deben haber impuestos sin la aprobación del contribuyente. Al no tener las colonias representación en el parlamento inglés, no correspondía el tributo.

El cargamento de té tirado al mar era valioso y el mal ejemplo, un tema no menor. La corona buscó resarcimiento y castigo a los culpables. La situación fue empeorando a medida que escalaban las protestas y la consiguiente represión por parte de las fuerzas de Su Majestad. Los objetivos de tener mayor autonomía y menores impuestos fue mutando.Quienes buscaban emanciparse de Gran Bretaña (G.B.) fueron ganando adeptos y con el paso del tiempo los hechos desembocaron en una declaración de independencia y revolución generalizada. De hecho, G.B nombraba al gobernador de cada una de las 13 colonias (*) pero en lo interno estas se auto gobernaban. Cada una tenía su parlamento, su milicia y sus tribunales.

Para combatir la represión, la Corona empezó a usar la fuerza y se fueron cobrando víctimas de ambos lados. Las 13 colonias norteamericanas se unieron para combatir a las tropas británicas. Se eligió un congreso para gobernar la Unión y en uno de sus actos (1775) crearon un ejército continental, nombrando a George Washington como General en Jefe para derrotar a las fuerzas del imperio.

Al empezar seriamente los disturbios, Washington comenzó a concurrir de uniforme a las sesiones del parlamento. De esta manera dio señales de que estaba dispuesto a emprender la lucha. Además no había muchas alternativas y el tenía experiencia, prestancia y ser un patricio de Virginia, era importante. John Adams (**) de Massachusetts, con gran visión, lo propuso. Quería un sureño al mando de tropas principalmente norteñas para consolidar y mantener la incipiente unión. Con modestia W. aceptó el cargo, sin goce de sueldo, excepto el reembolso de sus gastos personales (***)

Simultáneamente se establecieron contactos diplomáticos. La relación con Francia, la gran rival del reino Unido fue clave. Se obtuvo apoyo militar, tropas, apoyo naval, armas y dinero. La interacción de Washington con los comandantes aliados fue determinante. (****)

La gesta duró casi 9 años. George Washington no volvió a Mount Vernon hasta después de la derrota inglesa. Durante la pausa en invierno su mujer lo acompañaba donde estuviera enfrentando a las fuerzas de G.B. Washington no se alejaba de sus tropas, mayormente por el temor a un desbande generalizado o de un motín fuera de control causado por falta de alimentos o pago. La labor de organizar el ejército continental, de las dispares milicias coloniales y mantener su cohesión, resultó en un inmenso triunfo más allá de las batallas que se perdieron o ganaron. Tuvo que establecer jerarquías, contemplar rivalidades, entrenar a soldados y oficiales y motivarlos. Antes de partir al frente Washington arrasó las librerías de Filadelfia comprando libros y manuales para instruirse sobre temas militares. Los medios que tuvo siempre fueron escasos, los tiempos de conscripción de los soldados eran cortos y dispares, dependiendo de cual estado venían. Faltaba el pan, zapatos, botas, frazadas, uniformes, vendas, además de municiones y armas. El pago a la tropa fue casi siempre esporádico, con retrasos. A veces pasaban largos meses sin que llegara el dinero. Gran parte de sus horas las dedicaba a arengar a su tropa, pidiéndoles que se queden y luchen por la independencia de ese nuevo país. Lo otro era mantener una constante correspondencia con el Congreso, reclamando recursos. Hubo una acción militar brillante; el sorpresivo ataque a Trenton cruzando el Delaware de noche, en medio de una tormenta de nieve aunque su gran logro fue hostigar y amenazar a los ingleses sin perder su ejército en una derrota y sobretodo lo supo movilizar rápidamente (cientos de kilómetros) al darse cuenta que Cornwallis, se había metido en una trampa geográfica y podían atraparlo. Eso ocurrió gracias a la presencia de una gran flota francesa, al mando del Almirante de Grasse, que impidió el suministro o relevo de los ingleses por parte de la Royal Navy. La intervención de tropas francesas experimentadas en cómo preparar un sitio, vencieron al rival arrinconado. Corriendo las trincheras, haciendo túneles, explotando minas, usando la artillería, luego de varias semanas y habiendo sufrido muchas bajas, los británicos finalmente se rindieron el 17 de octubre de 1781 en Yorktown.

Entonces, Londres perdió la voluntad de seguir la guerra y comenzaron las negociaciones en París que culminaron en septiembre de 1783 cuando G.B. reconoció a los EE.UU. como una nación independiente.

Cuando esto se obtuvo y la noticia llegó a Norteamérica, Washington renunció a su cargo de General (nadie se lo había pedido) y en cuanto pudo, volvió a su casa en Virginia. Le urgía ocuparse de sus cosas que durante su ausencia, por falta de supervisión y como consecuencia de la guerra, se habían deteriorado.

(*)Connecticut, Maryland, Massachusetts, Pennsylvania, New Jersey, Virginia, New Hampshire, Georgia, New York, South Carolina, North Carolina, Rhode Island y Delaware.

(**) Fue su vicepresidente. Electo presidente después de Washington por un término y padre de un presidente posterior.

(***) Llevaba una escrupulosa contabilidad. Con esos fondos también pagaba espías. Como buen estratega, valoraba la información sobre las tropas enemigas, su situación e intenciones.

(****) El conde de Rochambeau y el marqués de Lafayette, con quién estableció una gran amistad.

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