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El espía ruso

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Matias Chlapowski
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Richard Sorge tuvo muchos éxitos, pero los más destacados de este formidable agente fueron: 1°. Informar a Moscú, con antelación, varias veces, con lujo de detalles y citando fuentes, que Alemania iba a invadir Rusia (Operación Barbarossa) antes del fin de junio de 1941.

Stalin no creía que Hitler iba romper el tratado Ribbentrop-Molotov, e iniciar una guerra en dos frentes sin haber "neutralizado" a Gran Bretaña. 2°. A pesar de su reciente tratado (Pacto de Acero) con Alemania e Italia, Japón no invadiría la URSS, más bien atacaría por necesidad hacia el sur, a las indias holandesas (para proveerse de petróleo y otras materias primas, debido al embargo de EE.UU.) a Singapur y a Hong Kong. Esta última información, sí fue aprovechada. Le permitió a Stalin desproteger la frontera de Vladivostok) y transferir varios cuerpos de ejército a tiempo para detener la ofensiva alemana que se abalanzaba sobre Moscú. Cambió el curso de la segunda Guerra Mundial.

Sobre la invasión alemana a Rusia, que Sorge anunciaba en sus mensajes enviados con enorme riesgo y desoída por Moscú, existía el eterno descrédito del mensajero que trae malas noticias. Golikov, el entonces General a cargo del temido 4to. departamento de la NKVD, debía informar a Stalin. Seis de sus antecesores fueron ejecutados. Además había ayudado a fraguar las pruebas y extraído las confesiones pertinentes. Sabía que a Stalin no le gustaba recibir novedades contrarias a lo que pensaba y priorizó su vida, así que presentó el informe de Sorge, insinuando que podría ser información falsa, desprestigiando la fuente porque Sorge, el espía en Tokio, no había vuelto a Moscú en 1938 cuando fue citado. Stalin inicialó uno de los informes añadiendo de su puño y letra: "sospechoso". La razón por la que Sorge era mirado con recelo se debía a no haber concurrido a Moscú en 1938, en plena purga del partido comunista. Sorge temía caer en la redada, planteó toda clase de excusas para retrasar su partida y no viajó. Es probable que eso prolongara algo su vida. Los registros de la NKVD puntillosamente anotan ese año 1.548.366 arrestos por actividades contrarrevolucionarias -muchos de ellos, miembros del partido- luego de los interrogatorios, confesiones extraídas y correspondientes sentencias. Mataron a 681.692 personas y gran parte del resto, enviado a trabajos forzados en Siberia. En las Fuerzas Armadas arrestaron a 3 de los 5 mariscales; 90% de los generales; 80% de los coroneles y 30.000 oficiales de menor rango. La mayoría murió. (Esta terrible purga del ejército rojo trajo malas consecuencias al enfrentarse a la Wehrmacht, en junio de 1941).

De madre rusa y padre banquero alemán, Richard Sorge nació en Odessa en el año 1895. Joven, espléndido, seductor, ni bien comenzó la 1ra. Guerra Mundial se enlistó en el ejército imperial de Prusia. Obtuvo la cruz de hierro por su arrojo. Herido en tres ocasiones, en la última fue dado de baja porque el daño a una de sus piernas le dejó una lesión permanente. A los 19 años se convirtió al comunismo, asqueado del sinsentido de esa guerra y sus nefastas consecuencias; la pobreza, el desempleo, la inflación. Como estudiante se hizo agitador, panfletista y metelíos en los ambientes universitarios y gremiales de la Alemania de posguerra. Sus superiores en el Partido reconocieron en él gran capacidad de análisis, de energía y lo reclutaron para el servicio de inteligencia soviético. Viajó a Moscú donde se codeó con muchos líderes revolucionarios y fue asignado como agente de inteligencia de la URSS en Shanghai, gran puerto y ciudad comercial e industrial de China, con recomendaciones y credenciales como periodista de un prestigioso diario y de un influyente semanario alemán.

Se insertó fácilmente en la cosmopolita colonia europea de esa ciudad y comenzó a enviar sustanciosos informes sobre el conflicto armado entre los nacionalistas y los comunistas chinos, de gran importancia geopolítica para Rusia y también sobre las intenciones políticas de otras potencias. Al finalizar su exitosa residencia terminó como jefe y a su regreso a Moscú (1933) le preguntaron adónde le gustaría ser reasignado. Había visitado Japón. El imperio presentaba un tremendo desafío. ¿Cómo penetrar los secretos e intenciones de la cúpula de ese país, esa sociedad tan cerrada y desconfiada? Dudaron poco y lo nombraron "rezident" en Tokio, a la cual se dirigió vía USA, luego de negociar con los diarios alemanes, para seguir trabajando "free lance". Aprovechó para inscribirse en el partido nazi y obtener recomendaciones para la embajada alemana en Japón. Montó un equipo extraordinario. Incluía a Hotsumi Ozaki un idealista, miembro de las más altas esferas de la burocracia política, que trabajaba para varios de los Gabinetes de Gobierno, cercano al Príncipe Fumimaro Konoe y 3 veces Primer Ministro Japonés. Se convirtió en amigo íntimo del General Ott, Embajador alemán. Desayunaban juntos revisando los despachos recibidos y elaboraban las respuestas. Como cuenta su biógrafo Owen Mattews, autor de "An impeccable spy ", Sorge era una mala persona pero un gran espía. Valiente, manipulador, mentiroso, vital, borrachín, seductor serial (fue amante de la mujer del embajador y de 30 mujeres más), según los servicios japoneses. Murió ahorcado en Tokio en 1943.

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