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La foto que habla

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Una imagen dice más que mil palabras. La frase, por trillada, no es menos verídica, y será por eso que en un diario la fotografía tiene tanta importancia.

Una imagen dice más que mil palabras. La frase, por trillada, no es menos verídica, y será por eso que en un diario la fotografía tiene tanta importancia.

Así como en estas fechas es habitual hacer el clásico rejunte de las mejores fotos del año, también se podría analizar los hechos más destacados de los últimos días, en base a esas imágenes que quedaron grabadas en la memoria.

Una de las que más impactó en el autor, no llegó a ser publicada (el editor de fotografía, esa gente tan especial, se inclinó por otra de mayor valor estético). Era el ministro Bonomi, subiendo a un lujoso estrado armado en la Plaza Independencia, para hablar por el Día de la Policía. Había algo distinto en la figura del jerarca, cargado de hombros, con rostro cansado y paso letárgico subiendo esa escalera, que lo mostraba como alguien sin ninguna gana de ser parte del show montado para dar imagen de solidez y solvencia. Casi como la botella de agua que lucía escondida, detrás del atril, en un costado de la foto.

Ese mismo día, dos hechos daban fe de que la imagen de ese Bonomi desganado, era reveladora de cosas más hondas. Primero, el dato de que los homicidios romperán este año un nuevo récord. Luego, el choque absurdo que tuvo con la familia de Lola Chomnalez, lógicamente indignada por la ausencia de un culpable a un año de su muerte. ¿Cuánto lleva Bonomi de ministro?

La siguiente imagen semanal sí que salió en portada. Fue la del intendente Daniel Martínez y su hasta ahora némesis política, Edgardo Novick, tras el acuerdo para concretar algunas de las obras del millonario Fondo Capital. Las expresiones corporales no podían ser más distintas. Martínez se veía pálido, tenso, con la mirada algo perdida, y el nudo de la corbata apretando en exceso el cuello. Novick, en tanto, sonreía con rictus victorioso, el paso adelantado y la pose suficiente, exhibiendo un contraste revelador de lo que acababa de pasar políticamente.

Y lo que pasó fue un golpe de mano que tendrá sin dudas fuertes efectos a futuro. El intendente tuvo que bajar a menos de la mitad sus aspiraciones de obras para el período; debió transar con quien hasta hacía semanas ni siquiera quería reunirse. Y tendrá que explicar en su interna que mientras no tiene ni un jerarca del MPP en su equipo, ahora negocia con el paladín del antimujiquismo para sacar las cosas adelante. Una figura que, además, dio una muestra de manejo político que ha dejado a varios socios y rivales rascándose la cabeza. ¿Cuánto lleva ya Martínez de intendente?

Otra foto para el recuerdo fue la del senador Mujica al enfrascarse en dura discusión con los guardavidas rochenses durante la inauguración del puente privatizado sobre Laguna Garzón. “Tienen la vida por delante y lloriquean”, llegó a decir Mujica a los huelguistas, a la vez que les espetaba un “búsquense un trabajo en serio”, o “me cansé de bañarme en todos los arroyos del país y no había salvavidas ni nada”. Argumento lapidario teniendo en cuenta todas las cosas que han pasado en el planeta desde que Mujica se bañaba en aquellos arroyos. Y que debe haber golpeado el alma de los manifestantes, muchos de los cuales seguramente han sido siempre entusiastas votantes del presidente más pobre del mundo. ¿Cuánto lleva Mujica como estrella pop contracultural?

Pero tal vez la imagen más redonda, la más llamativa, la que tiene más implicancias, fue la que adornó la tapa de El País tras la conferencia en la que los ministros Astori y Cosse anunciaron la “intervención” en Ancap.

La foto mostraba a Astori sentado con expresión severa, molesto pero circunspecto. A su lado, una Cosse inusualmente sonriente, lo miraba desde arriba casi con sorna, mientras el exvicepresidente intentaba encauzar un inusualmente alborotado enjambre capilar.

Para quien conoce un poco los trasfondos del tema, la foto dice mucho. Basta recordar que Cosse es tal vez la principal representante ministerial del sector mujiquista que manejó las empresas públicas el período pasado de manera (supuestamente) autónoma del control de la gente de Astori. A quienes el hoy ministro de Economía quería pasar una cuenta cara por el (supuesto) desmanejo que generaron en las mismas. Pero que no sólo no consiguió sacar ni al presidente de una Ancap técnicamente quebrada, sino que parece haber perdido buena parte de la complicidad con un Tabaré Vázquez que viene transando cada vez más con Mujica y compañía. ¿Cuánto tiempo lleva Astori al mando de la economía del país?

La respuesta a la serie de preguntas gatilladas por las imágenes de este fin de año bien podrían ser insumo en unas fechas tan apropiadas para cierres y balances.

Felices fiestas.

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Martín Aguirre

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