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Lo importante por sobre lo partidario

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isabelle chaquiriand
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Hace unos días estuvo en Uruguay Mayra Arena, una argentina cuya charla TEDx “¿Qué tienen los pobres en la cabeza?” se hizo viral con millones de visitas.

Una joven que nació en la pobreza, “con casi todos los estigmas que se pueden tener de la pobreza”, que se define “re pro capitalista”, cuestiona a aquellos que se definen anticapitalistas y es contundente al criticar las actuales políticas sociales. Cualquiera pensaría que fue invitada por algún partido de la oposición. Sin embargo, fue invitada por Cristina Lustemberg, diputada del Frente Amplio.

En su emocionante relato, Mayra cuenta por qué los pobres siguen siendo pobres. “Los que crecemos en la pobreza estructural, vamos a la escuela cuando podemos. Jamás nadie nos enseña que tenemos que cumplir algo de lunes a viernes. No tenemos incorporado el ritmo laboral. Y todo lo que uno no aprende de chico, es muy difícil incorporarlo de grande”. Mayra cree que “no hay mejor política social que las oportunidades que podemos tener a través del trabajo”. Cuestiona a los actuales programas sociales porque “no ven al pobre como productor, lo ven como alguien que tiene que recibir”. Cree que es necesario un Ministerio de Desarrollo Social que “quiera sacarte del pozo, pero después quiera convertirte en productor de tu riqueza y no quedar para siempre atrapado en el recibir”.

Hace varios meses en una entrevista de TV el padre Mateo Méndez, director del proyecto Minga, hablaba del “cansancio de los buenos”: cuando en el trabajo por los demás hacemos una atención puntual pero en el fondo no estamos buscando el bien del otro, sino nuestro bien, como tranquilizador de conciencias. “Es la utilización del otro para sentirme bien”. Para evitar eso, es necesario que todo apoyo tenga una vuelta. “Si yo te doy tú me das.

Si no te estoy enfermando y está ganando mi YO, porque YO soy el que te da”. Dice que para que esto funcione mejor, tenemos que sentarnos en una mesa donde todos tengamos posibilidad de estar, porque lo que nos está enfermando es la clasificación por ideologías. En su cruzada por la aprobación de la Ley de Primera Infancia, Lustemberg coincide en la necesidad de ver a “los pobres como sujetos de derecho en el diseño de las políticas públicas y no como objetos a los cuales se llega a través de las instituciones, viendo la solidaridad como beneficencia”, decía en una entrevista de radio. “Hay que aunar la actual fragmentación en el diseño de políticas sociales y que el centro no sean los intereses institucionales, sino las familias y los niños”. En semejante cruzada, en año electoral, donde los beneficiarios de la ley no votan, Lustemberg estuvo dispuesta a invitar y a acompañar Mayra, que, con diferencias en modelos económicos, se sientan en la misma mesa en lo social. Porque independientemente del color, partido político o creencia religiosa, nadie debería subestimar la capacidad de cada individuo de salir adelante por sí mismo. Lo que sucede es que, a la larga, los individuos somos lo suficientemente inteligentes como para entender las reglas de juego de una sociedad, y aprendemos (o desaprendemos) adaptándonos a él. Hay determinados temas en los que debería haber consenso más allá de los colores partidarios, entre ellos los programas sociales. Y algunos así lo están entendiendo. Aplauso y de pie.

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