La noria y el ratón

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Otra vez la pelota en casa de doña María! Esta semana teníamos previsto un original enfoque del tema seguridad que nos tenía entusiasmados. Pero otro escandalete vinculado con supuestos mensajes del presidente y su antiguo custodio Astesiano, nos obliga a hundirnos de nuevo en esas miasmas. No sea cosa que nos acusen de “blindaje mediático”.

El tema ahora es que sale un libro que vuelve a poner sobre el tapete los intercambios entre Astesiano y Lacalle Pou. Tras un año y medio de arduo trabajo de investigación sobre todos los mensajes y conversaciones entre ambos, la noticia bomba publicada a dúo por La Diaria y Búsqueda es una captura de pantalla donde vemos parte de un supuesto informe policial sobre un lugar sospechado de ser boca de pasta base. Y donde se supone que se habría detenido el líder del Pit-Cnt, Marcelo Abdala. Ante ese mensaje, Lacalle Pou contestaría con un lacónico “Perfecto”.

A partir de ahí, el escándalo.

Para una parte del país, esta es la “pistola humeante”, que probaría que Lacalle Pou usó los recursos del Estado para perseguir a un dirigente sindical como Abdala. Quién había protagonizado un accidente, beodo, del cual quiso fugar, y al parecer alguien habría intentado averiguar si también estaba bajo efectos de algún alcaloide. Para la oposición, ese “perfecto”, confirmaría que Lacalle Pou estaba en coordinación permanente con Astesiano en cada una de sus trapisondas.

No solo eso, sino que si la justicia accediera a hacer una tercera pericia a un teléfono de Astesiano, que la fiscal habría solicitado ya dos veces, las explicaciones del gobierno en todo este tema caerían como un castillo de naipes.

Desde ya que hay otra parte importante del país que ve la cosa completamente al revés.

El escándalo de esta semana confirmaría que existe un complot maléfico, fogoneado por la oposición y sus satélites mediáticos, para minar la popularidad de Lacalle Pou y afectar la campaña electoral en curso.

Resulta que años después, y en base a un material obtenido ilegalmente por un operador puesto a dedo en fiscalía por el hoy autoproclamado candidato a ministro de Justicia de Yamandú Orsi, se vuelve a armar un escandalete sin mayor sustento. ¿Qué prueba ese supuesto mensaje de Lacalle Pou? ¿Qué implica ese texto que supuestamente analiza una boca de pasta base? ¿Se hizo algo con eso? ¿De dónde sacan que ese supuesto mensaje de Lacalle Pou significa complicidad con una pesquisa ilegal?

Por otro lado, hay tanta evidencia de que una tercera pericia sobre el teléfono de Astesiano vaya a complicar a Lacalle Pou, como de que pueda resolver el asesinato de Kennedy o el misterio del Triángulo de las Bermudas. ¿Qué juez habilitaría pasar a un presidente de testigo a imputado, a partir de ese mensaje?

Por último, esta visión ve ratificada su mirada paranoide con el hecho sin precedentes en el periodismo regional al menos, de que dos medios escritos, salgan el mismo día con el adelanto de un mismo libro, y eligiendo exactamente el mismo tema para destacar. Hasta ahí las visiones monolíticas, abroqueladas, de ese porcentaje de los uruguayos que están fanáticamente en cada rincón del ring electoral de cara a noviembre.

Por parte de este autor, solo surge un comentario. Si después de casi dos años de profunda investigación periodística de los cientos de megas-gigas-teras del teléfono del custodio descarriado de un presidente, de quien se supone era el ejecutor de su lado oscuro en el poder, lo más jodido que se encuentra para destacar es esa captura de pantalla... yo qué sé... Donde agarren mi celular, por el resto de mi vida tengo que salir a la calle con una bolsa de papel en la cabeza como el hijo del gato Silvestre.

Por lo pronto, sí se puede saber otra cosa. Y es el nivel de atención que ha prestado al tema el resto del Uruguay. Ese que no pasa el día en twitter, no vive por el Cordón o “Altos de Pocitos”, ni toma café con periodistas y prenseros de la política.

El día que “explotó” la noticia, y pese a que estuvo ocupando todos los lugares más destacados en el sitio web de El País, durante el “prime time” de audiencia, la nota más popular del tema (una pieza con la supuesta reacción de Abdala) figuró en el lugar 14 de las más leídas. Muy por detrás, eso sí, de toda la cobertura del partido de Uruguay, el resultado del 5 de Oro, las vacaciones paradisíacas de Rodrigo Salazar, y el regreso de Marc Anthony al Antel Arena. Y eso que ese día no se publicó nada sobre los beneficios de comer alpiste en el desayuno.

Desde ya que la lectoría no es dato excluyente sobre la relevancia de una información. Pero la duda es, ¿se han convertido los uruguayos en unos banales sin remedio? ¿O tienen una mirada más realista sobre lo que es importante y lo que no, que la mayoría de los periodistas y políticos del país? Usted decide.

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