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Sombras y desafíos

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Es frecuente leer en la prensa, escuchar en los medios audiovisuales o en la radios argentinas, decir que el Gobierno de Macri devaluó la moneda más de un 40%, a los pocos días de tomar el poder, para luego ahondar en análisis errados sino mentirosos. Difícil es pensar que se trate solo de ignorancia.

Es frecuente leer en la prensa, escuchar en los medios audiovisuales o en la radios argentinas, decir que el Gobierno de Macri devaluó la moneda más de un 40%, a los pocos días de tomar el poder, para luego ahondar en análisis errados sino mentirosos. Difícil es pensar que se trate solo de ignorancia.

Buena parte debe ser rémora ideológica o mala fe. Todos los que hemos viajado a la Argentina sabemos que el peso fluctuaba entre $14 y más de $15, durante gran parte del año pasado. Era el cambio que le hacían en los restaurantes y en los negocios, el que le hacía el conserje del hotel y la venta de los famosos “arbolitos”. Esa era la verdad. El cambio oficial a $8 o a $9 por dólar era dificilísimo de conseguir y ya para finales del año finales del año, el Banco Central no los largaba ni para cubrir importaciones esenciales. Prat Gay no devaluó. Sinceró su valor. El problema que tiene hoy el Gobierno es el inverso. A pesar de haber eliminado muchas de las trabas a la importación, el peso argentino se está revaluando y el Banco Central necesita comprar dólares para evitar que se dispare. Eso ocurre a pesar de la inflación de arrastre y el aumento desatado a consecuencia de otro sinceramiento, el de muchos servicios y tarifas públicas. Ahora no solo Brasil, uno de sus principales mercados, compra menos a resultas de su crisis, si no que los costos argentinos han aumentado y su industria es menos competitiva. Lo explicaba bien Cristiano Ratazzi (Sevel) la otra noche, en un programa televisivo la semana pasada.

El campo, golpeado por la política anterior y el exceso de lluvias recientes sigue siendo la tabla de salvación de nuestro vecino, pero los precios de hoy no son los de hace dos o tres años. Además el stock ganadero se redujo en más de un tercio y se tardará en recuperar los vientres perdidos. Esto influirá negativamente en lo que se pueda exportar y en los precios internos. El desastre que dejó la cleptocracia populista de los Kirchner, está relacionado en la magnitud del daño económico causado al país.

El gobierno continúa subsidiando a pérdida la exportación de petróleo del sur argentino que contiene mucho azufre, por la falta de capacidad para refinarlo y utilizarlo localmente. Disminuir la producción resultaría peligroso dado lo combativo del gremio que podría incendiar y destruir los campos. Para abastecer la demanda interna el país tiene que seguir importando. Me explicaba así un conocedor del tema, palabras más palabras menos: “Exportar e importar se presta a “coimisiones”. Lo correcto hubiera sido invertir en la refinería y adecuarla para procesar el crudo pesado y/o explorar en otras áreas ricas en crudos livianos, dulces. Pero la política de precios bajos hacía antieconómico esto último. Y para algunos en el gobierno, era mucho más conveniente el negocio de vender y comprar crudo”.

El Gobierno está lanzando un ambicioso programa de obra pública. Para atraer inversiones, fue esencial dejar de ser morosos y arreglar con los “holdouts”. Pronto vendrá un blanqueo. Estas inversiones permitirán dinamizar la industria de la construcción, gran motor para la economía. Hasta que se materialice todo esto, el peronismo en sus distintas vertientes, puso el primer palo en la rueda, con una ley de empleo, con la doble indemnización por despido y luego vienen las amenazas de huelgas. Pulseadas que provocan malas consecuencias. Desestimula la toma de personal. (Cristina Kirchner se opuso al proyecto, cuando era Presidente pero ahora, el Frente para la Victoria, el Massismo y otros la impulsaron o presentaron iniciativas similares). Macri vetó la Ley y se creó un clima de conflicto. ¿Qué busca el peronismo? Obviamente, el fracaso de Cambiemos; todos saben que a mayor flexibilidad laboral, menor es el desempleo y viceversa. En EEUU las indemnizaciones laborales son mínimas y el desempleo está cerca del 5%. En Europa, con supuestas más protecciones, el desempleo está por encima del doble, en promedio. Los que ya tienen trabajo podrán sentirse más protegidos con leyes de este tipo, pero en un ambiente de inflexibilidad laboral, los empresarios se cuidan de invertir o tomar nueva mano de obra.

El socialista Hollande, Presidente de Francia, aprendió la lección, pero los sindicatos ante sus intentos de flexibilización laboral hacen huelgas y manifestaciones.

A medida que la acción de la justicia empieza a minar la fortaleza de los dirigentes argentinos sospechados de corrupción, que no son pocos, éstos buscan como desestabilizar al Gobierno. Quieren que patine y caiga antes que las causas progresen demasiado en las cortes. Las sombras que amenazan la viabilidad del nuevo gobierno no se producirán por fallas en el planteo económico, la lucha contra la inflación, ni por críticas a la falta de iniciativas en lo social (los K dejaron 10 millones de pobres) ni en la lucha contra la inseguridad ciudadana. El asecho por parte de la oposición, es de orden político, mordaz y golpista. Es una ardua carrera, veremos quién gana.

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Julia Rodríguez Larreta

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