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Y no es una serie de TV

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Es sabido que el humor a menudo suele ser tan cruel como punzante y ése es el caso de un e mail que días pasados anduvo rodando por internet. Al abrir el archivo aparecía aquella famosa foto de María Julia Alsogaray, solo cubierta por una rica piel, que dejaba provocativamente al aire parte de sus piernas y del descote. La que hoy circula tiene una sugerente diferencia.

Es sabido que el humor a menudo suele ser tan cruel como punzante y ése es el caso de un e mail que días pasados anduvo rodando por internet. Al abrir el archivo aparecía aquella famosa foto de María Julia Alsogaray, solo cubierta por una rica piel, que dejaba provocativamente al aire parte de sus piernas y del descote. La que hoy circula tiene una sugerente diferencia.

En tiempos del gobierno de Menem, la ingeniera era una mujer respetada por su capacidad y preparación. Fue titular de la empresa de telecomunicaciones y dirigió el proceso de su privatización. A partir de ahí desaparecieron los cables que como cuerdas para tender la ropa, colgaban de los techos y cruzaban de un lado a otro de las calles, afeando la ciudad. Los usuarios se liberaron por fin, de las extorsiones de sospechosos técnicos para poder acceder a una línea telefónica o para obtener alguna protección que les asegurara que no se la robaran. Algo que igual sucedía continuamente, hasta no untar de nuevo a alguien.

Después fue nombrada Secretaria de Medio Ambiente pero llegó un momento en que su estrella empezó a perder brillo, hasta apagarse completamente.Terminó acosada por las denuncias y los juicios que todavía hoy la persiguen y marchó presa. Uno de los raros casos en que un miembro de las altas esferas del poder, fue a dar a la cárcel por hechos de corrupción. Y no por que fuera la única integrante que había actuado deshonestamente, por cierto. Había algo que la diferenciaba del resto del elenco. Su falta de pureza peronista. Sus orígenes políticos eran otros. Había sido parte de la UCD, liderada por su padre Alvaro Alsogaray. Un grupo con postulados liberales que tuvo una buena perfomance en los ochenta pero luego se desvaneció .

Pues bien, en la actual fotografía, es otra la cara que surge de entre el peludo cuello de zorro. Se trata de la del carilindo Amado Boudou. Sin duda, un chiste que se las trae. El vice, al contrario de María Julia, parece contar con el firme apoyo de la Presidente, aunque quien sabe hasta cuando. Por el lado de las semejanzas, Boudou tampoco cuenta con un profunda raigambre peronista y para colmo, sus comienzos políticos se dieron dentro de la UCD.

Quien hubiera dicho, cuando Cristina lo bendijo con la vice presidencia y el mundo le sonreía, que iba a tener que andar dando explicaciones ante la justicia. Sobre las razones de porqué la Presidente lo sigue apoyando hay rumores y conjeturas para todos los gustos. Desde los sentimentales, hasta los rencores hacia Scioli, al que intentan mezclar. Tanto suyos, por haberle trancado en su ambición de convertirse en el delfín o los propios de Cristina hacia el Gobernador bonaerense. Pero la más evidente es que la protección a Boudou, lo es también para la presidencia misma. Hay que tener presente que ya el panorama no es favorable para Cristina y sabe que en el 2015 se le acaba el reinado.

Sería muy peligroso que un despechado Boudou empezara a decir cosas que no convienen. De lo que se trata es de ir ganando tiempo en este enredo delictuoso en el que uno de los acusados es nada menos que el vicepresidente de la República. Cuya defensa es ejercida por los abogados de la Secretaría de Inteligencia, en una causa vinculada la extraña compra de una empresa (Ciccone) y su posterior estatización, a la que se le encargaba nada menos que la impresión de títulos y billetes.

La verdad es que con los escándalos que genera el gobierno K. cualquier libretista podría hacer varias de esas series televisivas de ésas que de moda hoy día, sin necesidad de tener una rica imaginación. Encontrará en ese entorno, un vasto semillero donde elegir el argumento de su próxima producción en el género gangsteril.

Mientras su protectora siga en la Casa Rosada, es posible que a Boudou no lo manden preso, pero es factible que sea procesado por el Juez Lijo, magistrado de dudosa reputación que sin embargo, en la actualidad despierta esperanzas de que se haga justicia. Mientras tanto, otro juicio del vicepresidente, duerme en algún cajón del despacho del juez Oyarbide.

Difícil que el deshonor provoque un harakiri, tal vez ni siquiera un amago de renuncia.

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Julia Rodríguez Larreta

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