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Salir del pozo

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Señalar las pésimas políticas económicas del kirchnerismo nos hace olvidar otros temas no menos relevantes que también dañaron a la república hermana.

Señalar las pésimas políticas económicas del kirchnerismo nos hace olvidar otros temas no menos relevantes que también dañaron a la república hermana.

Vale la pena recordar algunas cosas para tomar conciencia de lo malo que fue el gobierno pasado y los lastres de todo tipo con los que tiene que lidiar Mauricio Macri. El pecado original ya venía de antes, desde Santa Cruz, una provincia despoblada y rica en recursos. Durante la presidencia de Menem, se regularizaron los atrasos por regalías petroleras y luego también recibió esa provincia un pago al ser privatizada YPF. Fueron más de US$ 1.500.000.000 y el gobernador Kirchner los transfirió al exterior. Luego, silencio de radio. Los pedidos de cuenta sobre la suma transferida y las ganancias de esos fondos públicos se toparon con un acérrimo rechazo y persecución a quienes osaban preguntar. Algo volvió, aseguran algunos economistas. ¿Cuánto? No se sabe.

Recordemos a Moreno, ministro de Comercio Interior que recibía en su despacho a los productores argentinos y amenazaba e insultaba a los comerciantes, productores y gerentes de importantes empresas extranjeras, con dichos que no se pueden repetir por lo vulgares y soeces. En algunos casos, para mayor énfasis era a los gritos y con un arma. No otorgaba permisos de importación vitales, como insumos para ciertos productos. Forzaba bajas de precio propiciando trampas bajo extorsión. Y siempre estuvo latente la sospecha del enriquecimiento ilícito de los funcionarios del gobierno pasado. No olvidemos a Jaime, el secretario de Transporte. La valija llena de dólares que se abrió en Aeroparque proveniente de Venezuela en vuelo privado, traída por Antonini Wilson, supuestamente en apoyo a la campaña K. La dudosa conducta del vicepresidente Boudou que acaba de ser procesado. El rápido despacho que hizo el juez Oyarbide, aceptando y bendiciendo el fenomenal crecimiento patrimonial del matrimonio Kirch-ner. Los negocios de Hotesur en Santa Cruz, con los hoteles de los Kirchner y los turbios manejos con Lázaro Báez.

El deterioro institucional fue palpable en los últimos 12 años. La educación con índices cada vez más bajos. La seguridad cada vez peor y el narcotráfico en crecimiento, mostrando a diario su poder y sus tentáculos. La hacienda pública empezó bien en ese entonces, con precios internacionales firmes y en alza. Posiblemente un escenario irrepetible por un largo plazo. Pero la bonanza se dilapidó con la aplicación de agresivas políticas populistas. Bajas tarifas públicas y transporte, en base a subsidios. Enormes impuestos al agro vía detracciones y diferencias de cambio, trabas al comercio exterior, entre ellos con Uruguay. Actualmente, el resultado lo cosecha Macri. Falta de inversión en las redes de distribución de energía eléctrica que resulta en un suministro inadecuado para poder crecer. Siendo Argentina un país riquísimo en reservas de hidrocarburos, ha tenido que importar gas y petróleo a altos costos en estos años.

¿En qué estado entregó el gobierno Cristina Fernández de Kirchner? Con un déficit fiscal del 8%. Una inflación entre 25 y 30%. Reservas internacionales prácticamente nulas. (Gran parte de las supuestas reservas en el Banco Central argentino son letras del tesoro argentino, denominadas en dólares). Respecto del crédito externo, por no arreglar con los tenedores de bonos que no aceptaron el canje, la Argentina pasó a carecer de crédito.

Para esconder el descalabro que se venía, los Kirchner optaron por mentir. Con ese fin prostituyeron al Indec, un prestigioso instituto, para no publicar ciertos datos o falseándolos porque eran molestos. Por ejemplo, el aumento de la pobreza, la caída de la producción agropecuaria, del stock ganadero, la inflación, la desocupación en actividades productivas. Echaron a la mayoría de sus funcionarios y empezaron a inventar guarismos.

Macri empezó decidido y bien. Formó un equipo de gobierno de primera. Sinceró el cambio y no ocurrió el descalabro que anticipaba el FPV. Quitó las retenciones a las exportaciones y el golpe de optimismo expandido por el país se ha dejado sentir hasta en nuestra temporada veraniega. El cambio de actitud hacia Uruguay del nuevo presidente quedó demostrado de inmediato. No fueron solo palabras, sino hechos concretos. Al verse con Vázquez le presentó el decreto que derogaba la prohibición del gobierno K a los transbordos en puertos uruguayos. Enseguida anunció la intención de llegar a un acuerdo razonable con los tenedores de bonos impagos. Viajó a Davos, acompañado por el opositor Massa. La reacción fue positiva. Se anunció un importante plan de obra pública. Su secretario de energía tuvo que declarar una emergencia eléctrica que regirá los próximos 2 años. Comienzan a corregirse los atrasos tarifarios. Se ha eliminado a montones de ñoquis y cientos de repentinos nombramientos. Se reorganizó el Indec para que vuelva a ser fiable. No todo es color de rosa, pero no está mal para un comienzo. Esperemos que los argentinos tengan la suficiente sabiduría como para no empezar a quejarse y criticar implacablemente, como si gobernar bien, después de semejante desastre, fuera tarea rápida y fácil.

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Julia Rodríguez Larreta

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