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El remisero; así se escribe la historia

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Julia Rodríguez Larreta
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Este es un preámbulo útil para comprender el corrupto paroxismo develado por las anotaciones del remisero llevaba bolsos llenos de dólares.

Cuando Duhalde se retiraba de la presidencia en el otoño del 2003 tenía tres objetivos en mente: Impedir la vuelta de Menem; evitar el triunfo de López Murphy, un radical que lideraba una fórmula liberal de centro y lograr la elección de un peronista que además lo proteja de lo que le pudiera pasar luego de dejar el poder.

Primero le ofreció la candidatura a Reuteman, senador por Santa Fe. Este, a pesar de haber sido en su juventud un exitoso corredor de fórmula 1 no se animó a largar. Luego contactó a De La Sota, un importante político cordobés (fue su Gobernador) pero tampoco prosperaron las tratativas. Ambos temían no disponer de suficientes fondos para una costosa campaña. Finalmente Duhalde se fijó en Néstor Kirchner, Gobernador de Santa Cruz. Sabía que Kirchner había acumulado mucha plata para bancar la gesta, habiendo montado un esquema para ordeñar a los contratistas de la obra pública. Lo juzgaba ambicioso. Además no tendría que poner plata de su bolsillo. Santa Cruz habia recibido dinero de las regalías petroleras y también por la venta de acciones de YPF tras ser privatizada, como les sucedió a otras cuatro provincias petroleras. Esto solo representaba unos US$ 1.100 millones que fueron creciendo con los intereses con el pasar del tiempo y de los cuales, dicho sea de paso, nunca más se supo nada. Los fondos fueron transferidos por el gobernador a Suiza a una cuenta privada. La justicia no actuó como debía cuando se hicieron unas denuncias. Prescribió el asunto. Otra podredumbre para desenterrar.

Una vez que los Kirchner obtuvieron el poder máximo, repitieron su esquema de corrupción a nivel nacional. Cobraban coimas para la adjudicación de la obra pública por medio de distintas formas de extorsión a empresas privadas. Para blindarse políticamente establecieron alianzas y amistad con personajes como Milagro Sala; las madres de Plaza de Mayo; los Shocklender; DElia; Mapuches; y organizaciones de extrema Izquierda como Quebracho o anarquistas. A todos estos estamentos los proveyeron de fondos, planes "trabajar", jubilaciones a allegados y proyectos que luego resultaron ser un barril sin fondo. Las tales obras se hicieron a medias o no se hicieron. El escandalete de las "Madres" se destapó tiempo atrás y sobre la activista Milagro Sala, parece que han aparecido otros cuadernos, aunque todavía no están en la justicia. Respecto de las Fuerzas Armadas, a las cuales las veían como una amenaza potencial, las fueron degradando, humillando y encarcelaron a cuanto oficial pudieron. Para ganarse a la clase media, bajaron sistemáticamente el costo de las tarifas de las empresas públicas que habían sido privatizadas en los años 90, a niveles irrisorios. Ganaron adeptos pero fundiendo a esos proveedores y obviamente, evitaron cualquier inversión. A consecuencia, comenzaron los cortes de luz y la falta de gas, caótica situación a la que tuvo que enfrentarse Mauricio Macri. Tejieron un asombroso sistema de subsidios al transporte y a las personas que no tenían trabajo "en blanco". Para solventar esta fiesta, impusieron altísimas detracciones al campo. Políticamente esto parecía funcionar, ya que los dueños de la tierra representan un porcentaje pequeño de la población y los que trabajan en agricultura y la ganadería también son pocos en relación a otros sectores. Llenaron al Estado de empleados. En el ámbito internacional se amigaron con Irán y establecieron una fuerte relación con Hugo Chávez y luego Maduro. Cuando la reunión de los presidentes del hemisferio que se realizó en Argentina, Néstor Kirchner fue parte de una "contra cumbre" acompañando a Hugo Chávez y denigrando a EE.UU., cuyo presidente estaba visitando su país. Kirchner también se la agarró con nuestro país y Cristina al asumir como presidente le faltó el respeto al presidente uruguayo que estaba en el recinto del Congreso de la Nación Argentina como invitado.

Este largo preámbulo es útil para comprender el corrupto paroxismo develado por las minuciosas anotaciones del remisero que durante 10 años llevaba bolsos llenos de dólares a altos funcionarios del gobierno y a destinos como la Quinta Presidencial de Olivos, la Casa Rosada y la residencia privada de los Kirchner en el barrio norte. Gente seria da por sentado que habría varios personajes como este remisero llevando plata a distintos destinos, como la "rosadita", donde se contaban miles de fajos de dinero como "aportes a campañas políticas". Falta el elemento que lo haga posible. En este caso, fue una mujer enojada con su pareja y la organización, que le aportó la prueba a Diego Cabot, periodista del diario La Nación, quien hizo una excelente investigación. Hoy la justicia está actuando, pero la cabeza de la asociación ilícita sigue protegida por fueros en el "aguantadero" del senado.

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