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Merecida autoestima argentina

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Julia Rodríguez Larreta
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Capítulo aparte mereció la Gala del Colón, donde los argentinos se lucieron en ese recinto espectacular. Demostraron una capacidad creadora y técnica deslumbrante.

El trasiego viral de las noticias y la velocidad de las comunicaciones, pronto mandarán a la Reunión del G20 en la Argentina al cajón de los recuerdos. Pero antes que ello suceda de manera irreversible, bien vale la pena detenerse un poco en dicha Cumbre.

A pesar de todos los vaticinios agoreros, amplificados comprensiblemente por el papelón del fin de semana anterior. Cuando unos hinchas desaforados no fueron impedidos en tiempo y forma por las fuerzas del orden para frustrar el virulento ataque a los jugadores adversarios de la Copa Libertadores. Y a pesar de la machacona cantinela de programas periodísticos como A Dos Voces del canal Todo Noticias, sobre las incomodidades de circulación que iban a sufrir los habitantes de la ciudad a causa de las medidas decretadas por el gobierno, nadie puede atreverse a decir que el encuentro de los poderosos del mundo, no haya sido un éxito. Tanto desde lo protocolar, (que tiene mucha más importancia de lo que se pueda pensar) como desde la seguridad.

No hubo que lamentar ni un incidente, ni un atentado y los globalifóbicos o anti Macri, fueron debidamente controlados. Todo un contraste con lo sucedido en otros encuentros como el de Génova y el de Hamburgo, no hubo disturbios que enrarecieran el clima entre los visitantes. Cuyos miembros reúnen el 85% del PIB mundial, el 66% de la población terrestre, el 75% del comercio y el 80% de las inversiones. Al G20 lo integran 19 países y la Unión Europea. Además hay invitados permanentes e invitados especiales y también representantes de organismos regionales e internacionales. Los miembros latinoamericanos son Argentina, Brasil y México. El presidente Mauricio Macri, haciendo uso de su prerrogativa para convidar a una nación, eligió a Chile, por lo que su primer mandatario Sebastián Piñera fue parte de la reunión.

De uno de estos encuentros, por más que sean del más alto nivel, no cabe esperar soluciones definitivas a los problemas que aquejan al mundo. Sin embargo, puede darse algún avance o algún retroceso y al país anfitrión le cabe su responsabilidad, ya que se encuentra en el centro y aunque no va a ser el factótum de las reuniones bilaterales, sí debe ser capaz de crear un ambiente propicio para su desarrollo .

Cosa no muy fácil cuando hay nubarrones como los provocados por Rusia con el ataque a los barcos ucranianos y su no disimulado objetivo de hacerse del control del Mar de Azov. Motivo por el cual no se produjo la conversación entre Trump y Putin y éste fue de los primeros en irse. Solo se le vio de amplia sonrisa al saludarse con el tenebroso Príncipe saudí, señalado como el primer responsable del reciente y horroroso asesinato del periodista Kashoggi.

En cambio, se concretó la cita más anunciada y esperada. La de los dos titanes del presente, el Presidente Trump y el Premier chino, Xi Jinping, de la cual salió un tenue humo blanco para el comercio mundial. Se arregló una tregua de noventa días y se abrió una ventana de esperanza para desactivar una guerra comercial entre ambos con serias implicancias para el planeta.

Aunque no haya sido el anfitrión argentino el artífice de esta pausa y en realidad el enfriamiento de las disputas entre estos grandes se haya dado porque les convenía a ambos, lo cierto es que el escenario de la detente fue Buenos Aires.

Otro tanto puede decirse de los compromisos entre la China y la Argentina. Xi, a renglón seguido del cónclave, se quedó otro día en visita oficial de Estado. Algo semejante a lo acontecido con el Primer Ministro japonés Shinzo Abe, quien hizo otro tanto en Uruguay aprovechando la cercanía.

Bienvenido derrame de esta reunión internacional, acaecida por primera vez, en el lejano hemisferio sur.

Esta décima Cumbre del G20 se ha diferenciado de todas la recientes en las que ha participado Estados Unidos, como se dio en la del G7 y la del Foro de Cooperación Económica de Asia Pacífico, ( APEC). En este caso, finalizó con una declaración consensuada. En ésta se incluye el porvenir del trabajo, la infraestructura para el desarrollo, la alimentación sustentable y el papel de la mujer. Por supuesto que por el camino quedaron otros temas que preocupan, como la guerra comercial sino-americana, la crisis migratoria y el cambio climático, incluido gracias al artilugio de un documento adjunto. También se discutió el rol de la OMC y la necesidad de su reforma.

Capítulo aparte mereció la Gala del Colón, donde los argentinos se lucieron en ese recinto espectacular. Demostraron una capacidad creadora y técnica deslumbrante que fue ampliamente reconocida y aplaudida por toda la concurrencia. Christine Lagarde (FMI) asidua visitante de numerosas cumbres, la catalogó efusivamente como la mejor.

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