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Grecia ayer y hoy

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Salí de ese soleado y encantador país unos días antes del default y del referéndum que convocara su primer Ministro. Tuve algún contacto con gente local y noté in situ la diversidad de opiniones acerca de lo que se hizo y lo que se debería hacer, pero en general, como lo demostraron las urnas, los griegos se rebelan contra los planes de austeridad y reformas que les quieren imponer, al mismo tiempo que desean seguir en la Unión Europea y con el euro.

Salí de ese soleado y encantador país unos días antes del default y del referéndum que convocara su primer Ministro. Tuve algún contacto con gente local y noté in situ la diversidad de opiniones acerca de lo que se hizo y lo que se debería hacer, pero en general, como lo demostraron las urnas, los griegos se rebelan contra los planes de austeridad y reformas que les quieren imponer, al mismo tiempo que desean seguir en la Unión Europea y con el euro.

Pretenden condiciones más blandas para la reestructuración, quitas, más plazos y menos sacrificios. Cuando dejé Grecia, el ambiente era todavía tranquilo y en las Cíclades, el movimiento turístico disimulaba la crisis. Sin embargo, aumentaba el retiro de dinero de los bancos. En uno de los periódicos locales apareció un chiste donde un periodista le comenta al ministro de finanzas que habían mermado los retiros del sistema bancario. “Claro, si cada vez quedan menos depósitos para sacar ...” El hecho es que a las pocas horas se introdujeron controles de movimiento de fondos, limitando los retiros a 60 euros por día, por cuenta. Los griegos fuera de sus fronteras, se encontraron con serios problemas, ya que los pagos que querían hacer con sus tarjetas de crédito, supuestamente internacionales, rebotaban. No podían pagar su hotel ni la cuenta de un restaurante. Luego disminuyó el monto permitido a solo 20 euros, siempre y cuando en el cajero quedara dinero disponible.

Simplificando la situación, los alemanes no quieren seguir financiando eternamente el déficit público griego, continuar rescatando obligaciones impagas. Y no solo los germanos, como lo pudo experimentar el mismo Tsipras al concurrir al Parlamento Europeo, donde al contrario de los vítores en la plaza Syntagma a los que estaba acostumbrado, recibió muy duras recriminaciones de representantes varios. Como los de países otrora tras la cortina de hierro que tuvieron que hacer severos ajustes. Angela Merkel y otros líderes del norte europeo tienen problemas políticos con sus bases por este tema y deben exigir un comportamiento más austero y eficaz por parte del gobierno griego. ¿Porqué un empleado griego se jubila a los 59 y aún mucho antes y un alemán a los 65? Es una pregunta que requiere respuesta y cambios. Porqué unos pagan impuestos y otros no, también. El apoyo del 61%, logrado en ese curioso referéndum, (que en realidad se basaba en una elección inexistente ya que la propuesta ya no estaba) le sirvió a Tsipras para reafirmarse en su postura de exigir condiciones blandas, financiamiento adicional y quitas. Previo al referéndum, los acreedores habían ofrecido, según Angela Merkel, una generosa reestructuración, con extensión de plazos y bajos tipos de interés. No vale la pena en este momento, ahondar en los detalles y perderse en ellos. Tsipras iba por más y parecía convencido de que la UE iba a ceder a sus demanda ya que, de producirse el temido “Grexit” ello podría impulsar a otros a hacer lo mismo. Volver a la lira, a la peseta, sería una pesadilla bancaria y legal. Por lo tanto, la opción para Grecia de volver al dracma no es deseada por casi nadie y de ocurrir, sería un terrible golpe al proyecto integracionista europeo. El PM griego acusaba de chantaje a la Troika que, según él, le imponía condiciones inaceptables. Pero la verdad es que el asunto es más bien al revés, más allá de las culpas compartidas que existan; los codiciosos banqueros, la vista gorda al momento de hacer entrar a Grecia a la Comunidad Europea para abarcar dentro de la nueva moneda, a un conjunto grande de países, etc. Solo así se puede explicar que los datos mentirosos respecto de la situación económica y financiera que presentó Grecia hayan sido de recibo.

Salir del embrollo va a ser muy difícil. El daño ha sido enorme. Hoy la economía del país esta parada. Para reiniciar la actividad habrá que dar al sistema bancario griego, una inmensa cantidad de liquidez y confianza a los agentes económicos, para que empiece a rodar de nuevo el comercio y la inversión. Muchos ahorristas, inversores o empresarios, en cuanto puedan, querrán llevar su dinero a buen resguardo y esperar que aclare. Se necesitará imponer complicados mecanismos burocráticos para operar, que después llevarán años hacerlos desaparecer. Reintroducir el dracma para ciertas operaciones, como salarios al sector público y pago de pensiones podría ser una posibilidad, pero al tratar de cancelar deudas contraídas en euros, los tenedores de dracmas y sus acreedores enfrentarían problemas legales inmediatos o a futuro, dado que el acreedor trataría de que se le pague en euros y no en dracmas. Además, ¿quien va a invertir en un clima así? Con un pronóstico del FMI de recesión del 3% del PBI, el gobierno finalmente presentó un plan de austeridad mayor al que se discutía antes. Pero conseguir el apoyo parlamentario puede ser más dificultoso, que el de la UE.

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Julia Rodríguez Larreta

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