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Convulsa Venezuela

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Desde el 12 de febrero pasado, fecha que recordaba el bicentenario de los sucesos ocurridos en 1814, en la que alumnos de seminarios y escuelas acompañaron la resistencia organizada por José Félix Ribas contra las fuerzas realistas, la Venezuela de hoy entró en convulsión. Ahora como ayer, los estudiantes salieron a la calle para protestar contra el Presidente Maduro y lo malo que consideran su gobierno. Fue un estallido contra la desbocada inseguridad bajo la llamada revolución bolivariana, el socialismo del siglo XXI y todas esos rimbombantes títulos emanados del verborrágico discurso chavista, hoy continuado por el sucesor por él elegido.

Las protestas a las que se unieron personas de todas condiciones, aunadas por el mismo clamor, también reclaman contra el desabastecimiento en el que este gobierno ha sumergido a sus habitantes, a pesar de ser inmensamente rico, nada menos que en petróleo. Por tener que vivir en una situación de escasez cada vez más parecida a la de Cuba, l

Desde el 12 de febrero pasado, fecha que recordaba el bicentenario de los sucesos ocurridos en 1814, en la que alumnos de seminarios y escuelas acompañaron la resistencia organizada por José Félix Ribas contra las fuerzas realistas, la Venezuela de hoy entró en convulsión. Ahora como ayer, los estudiantes salieron a la calle para protestar contra el Presidente Maduro y lo malo que consideran su gobierno. Fue un estallido contra la desbocada inseguridad bajo la llamada revolución bolivariana, el socialismo del siglo XXI y todas esos rimbombantes títulos emanados del verborrágico discurso chavista, hoy continuado por el sucesor por él elegido.

Las protestas a las que se unieron personas de todas condiciones, aunadas por el mismo clamor, también reclaman contra el desabastecimiento en el que este gobierno ha sumergido a sus habitantes, a pesar de ser inmensamente rico, nada menos que en petróleo. Por tener que vivir en una situación de escasez cada vez más parecida a la de Cuba, la isla de los grandes mentores políticos del anterior y actual gobierno, los tiranos Castro. Contra la galopante inflación, la más alta de América, ésa que roba el salario de los bolsillos, que encarece la vida día a día. Denuncian la falta de libertad para comprar y vender, para exportar, para hacerse de divisas, para elegir la moneda en que ahorrar, por el cerrojo a la libre información y la expresión, la persecución a los medios independientes y el aparato propagandístico controlado por el poder, ya sea a través de radios, canales y prensa escrita directamente en su poder o caída en la auto censura por miedo o asfixia. No satisfechos con las clausuras, las inauditas expropiaciones de todo tipo y el hostigamiento a la prensa no genuflexa, el aparato también puso fin a una popular señal colombiana.

Al percibir Maduro la marea humana de descontentos, llegó la represión violenta con múltiples heridos de bala y muertos que llorar, incluida, en triste y cruel ironía, una bella y joven Miss Venezuela. Es una situación dramática que no puede sorprender demasiado si en tiempos de Hugo Chávez se empezaron a armar milicias y se les dieron armas a todo tipo de gente, que ni sabían porqué, de acuerdo a lo visto en un muy buen documental realizado por un equipo de periodistas españoles. Todo un presagio de los lamentables sucesos actuales.

Las palabras presidenciales con la excusa de estar frente a manifestaciones provocadoras que intentan la desestabilización y no la lucha pacífica, no suenan creíbles. Si su preocupación es mantener la calma, no se la busca convocando contramarchas y arriando gente vestida de rojo. De ahí a que se dispare la mecha del enfrentamiento, de episodios sangrientos, hay un solo paso.

Como es sabido, Maduro fue electo en recientes comicios, por lo que ése es su argumento de fuerza ante la crítica. Pero desgraciadamente, sabemos y no faltan ejemplos, que no basta haber pasado por elecciones, -las venezolanas, tanto ésta como otras anteriores encima tienen sombras de fraude- para que el país esté gobernado realmente bajo los principios democráticos y republicanos.

El populismo, la bastardización de las instituciones, el autoritarismo, la falta de independencia de los tres poderes, representan una gran falacia. Si además cuentan con el respaldo de las Fuerzas Armadas, tal como aparenta ser el caso venezolano, se vuelve muy difícil luchar contra estas seudo democracias. La impotencia ante el continuo avasallamiento provoca entonces, acciones desesperadas como la protagonizada por Leopoldo López al entregarse preso, con un incierto futuro por delante.
Una jugada riesgosa, en un país donde la justicia no es autónoma. -Le toman declaración en un bus-. Sin embargo, su acción responde a una estrategia más desafiante compartida con dirigentes como la arremetedora María Corina Machado y Antonio Ledesma que lo coloca como líder. El ex candidato Henrique Capriles, intentando la vía judicial y un referéndum revocatorio en 2016, de acuerdo a la Constitución, parece no colmar el sentido de urgencia que existe en Venezuela ante el desastre nacional en el que se ha sumido al país.

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Julia Rodríguez Larreta

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