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Argentina chavista

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La Presidente Argentina sigue embarcada en su estrategia de que la mejor defensa es el ataque. Así que haciendo uso del micrófono en las Naciones Unidas, aprovechó para acusar a los fondos "buitres", esos que tuvieron la osadía de comprar títulos argentinos, al juez norteamericano Griesa, hablando de terrorismo financiero al que mezcla inclusive, con el ataque a la Amia. Lo único que le falta es el tono caribeño, para que su mimetización con el finado Chávez sea completa.

La Presidente Argentina sigue embarcada en su estrategia de que la mejor defensa es el ataque. Así que haciendo uso del micrófono en las Naciones Unidas, aprovechó para acusar a los fondos "buitres", esos que tuvieron la osadía de comprar títulos argentinos, al juez norteamericano Griesa, hablando de terrorismo financiero al que mezcla inclusive, con el ataque a la Amia. Lo único que le falta es el tono caribeño, para que su mimetización con el finado Chávez sea completa.

Tal como ocurre con las políticas que pone en práctica desde su gobierno. En lo que luce como un nuevo intento por parecerse cada vez más a Venezuela, ese rico país llevado a la ruina por el delirio populista y el intervencionismo chavista, continuado por Nicolás Maduro con el mismo éxito destructivo, acaban de conocerse nuevas medidas de tipo policíaco. Envueltas en una excusa que nadie cree, que el motivo de los controles sea prevenir delitos como la trata de personas, el narcotráfico, el terrorismo y el lavado de dinero, la Administración de Ingresos Públicos, (AFIP), la Dirección de Migraciones, la Administración Nacional de Aviación Civil y la Policía de Seguridad Aeroportuaria, han sacado un edicto que parece haber sido ideado en alguna de las tenebrosas oficinas de la temible Stasi, la policía secreta de Alemania del Este, en tiempos soviéticos. Cada persona que vaya a tomarse un avión para irse de paseo, para un viaje de negocios, visitar a algún familiar o lo que fuera, deberá someterse a un cuestionario estilo tomografía computada.

Las agencias de viaje que ya tienen bastante dificultado su métier con la competencia de internet, deberán encargarse de suministrar la información requerida. Una listita de nada más que 32 preguntas, que abarcan un espectro tan amplio como cual es el número de asiento, como se va a pagar, si lo hizo con millas, si es viajero frecuente, número de teléfono, dirección de facturación, cantidad de equipaje y número de etiqueta del mismo (ya se pueden imaginar el lío al hacer el check- in). ¿Tendrá que apersonarse algún empleado de la agencia para ver el número que le toca a cada uno? Y así sigue una parafernalia de preguntas de todo tipo.

Una de las curiosidades es que si las razones para esta inquisidora ordenanza fuera como dicen, la lucha contra todos los delitos antes mencionados, no pongan los mismos requisitos para empresas de transporte terrestre de larga distancia que suelen llevar pasajeros a los países limítrofes, aparte de todos los ómnibus o micros que circulan irregularmente.

Lo que no se ha dicho pero sí queda claro, es que al gobierno lo tiene mal la inflación, la falta de dólares, que la gente se los lleve y que viaje. Lo que buscan es seguir levantando barreras para dificultar la salida del país, además de tener cada vez un mayor control sobre las personas y su dinero, sin que tenga importancia alguna que lo haya ganado con su esfuerzo, con su trabajo o el de sus antepasados y por lo tanto hacer lo que le plazca con él. El gobierno decide si se puede ahorrar, en que moneda, cuanto y también como gastarlo. Tal vez no falte mucho, para terminar con tarjeta de racionamiento, al paso que van.

Con la notoria caída de la actividad económica, las dificultades de la industria de la importación, de la exportación, del sector energético, la baja del precio de la soja que será un golpe duro, no solo para los productores, sino para las arcas del Estado y el acceso al crédito internacional cerrado, gracias al "modelo" K. y a esa mala costumbre de no pagar las deudas contraídas, exigiendo quitas monumentales para que los acreedores cobren algo.

De la misma manera que el ensañamiento de Néstor Kirchner contra el sector rural de su país, trajo como consecuencia inesperada una transformación en el agro uruguayo y las plantaciones de soja le cambiaron, no solo la cara a nuestro campo, ahora tal vez haya un reverdecimiento en cierto negocio turístico de este lado del río. La venta de pasajes. Porque no sería de extrañar que se cree una corriente de argentinos viajeros que prefieran salir al mundo desde suelo uruguayo, con tal de no hacerle el gusto a la AFIP.

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Julia Rodríguez Larreta

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