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Se agrava la inseguridad a todo nivel

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Hacía años que en Argentina, que cuenta al respecto con una larga y dramática historia detrás, no se producían secuestros como el que tuvo como víctima a un empresario, días atrás.

Hacía años que en Argentina, que cuenta al respecto con una larga y dramática historia detrás, no se producían secuestros como el que tuvo como víctima a un empresario, días atrás.

En general en la zona del conurbano, lo que se da son los llamados “secuestros express” que tienen como característica el ser violentos pero cortos, sin mayor inteligencia previa. En cambio lo del Sr. Daniel Rebagliati (53) impactó más, a pesar de lo temibles que son las situaciones antes mencionadas, con gente armada que puede ser capaz de cualquier cosa, mientras la persona no sabe si no se les escapará un tiro o que le puede llegar a pasar.

En este caso fue como volver a los siniestros tiempos de los “secuestros clásicos”, en los que el rehén queda cautivo por muchos días, semanas, o meses, en espera del rescate. Cuando no desaparece para siempre, como el gerente de la empresa Alpargatas, Alan Clutterbuck, de quien nunca se supo más nada. Su familia durante años publicaba desgarradores avisos en la prensa en la esperanza de que aun estuviera vivo y se pudiera obtener algún dato.

En esta década, al principio del 2000 hubo una racha de por lo menos un secuestro por semana y al igual que ahora, se hacían simulacros de pago (esta vez hubo uno) para asegurarse que la policía no estaba detrás. Al igual a lo que se exigió en esta ocasión, era costumbre obligar a los familiares a que el dinero que llevara el pagador se tirara por la ventana de un tren en movimiento, luego de recibir un aviso telefónico. Como difícilmente la policía puede vigilar todo el recorrido de una línea de tren, es un método eficaz para que los delincuentes logren su objetivo. Luego de 8 días largos de cautiverio, y tras juntarse los secuestradores con un botín de 1. 800.000 pesos, (entre 150.000 y 225.000 dólares según la paridad cambiaria) el dueño de la empresa CINTRA (limpieza ambiental) fue dejado en libertad, cerca de una casa de Remises. Un dato que coincide y que no hace más que aumentar la preocupación, con otro secuestro previo ocurrido 15 días antes, que no había tomado estado público. El de otro empresario que al final fue dejado en libertad sin que se hubiera concretado el pago del rescate, de medio millón de dólares. Suponen los efectivos que ello se debió a desavenencias internas entre los criminales.

En la policía opinan que se trata de una banda bien entrenada, que hizo un buen trabajo previo alrededor de la víctima y supo tomar muchas precauciones para no ser descubierta. En una palabra; profesionales. Hasta le sacaron la ropa y lo hacían caminar descalzo, además de haberlo cambiado varias veces de escondite y obligado a dar señales de vida hablando por un celular en algún lugar al aire libre. También creen los investigadores que cuentan con el apoyo o la participación de algún miembro o ex agente de una fuerza de seguridad o inteligencia.

Como si esto fuera poco inquietante, el jueves se produjo otra retención extorsiva en la provincia de Buenos Aires, de un empresario que tiene una firma de logística, el cual a diferencia de Rabagliatti, recuperó la libertad a las 6 horas, sin que se hubiera cobrado el rescate de 200 mil pesos, finalmente rebajado a 5 mil dólares, aparentemente por temor a ser descubiertos.

Estos hechos son otra prueba de la falta de seguridad ciudadana imperante en el país y lo que más aterra es que con mensajes tan perniciosos como los que recibe la población de parte de quienes gobiernan y de quienes están cercanos al poder al poder, es difícil esperar que el ambiente delictivo deje de crecer.

Aparte de la corrupción que se hace sentir y notar por todos lados y que resulta tan malsana para el espíritu del conjunto de la sociedad, desde la Casa Rosada no cesan las acciones para socavar a las instituciones sobre las que se asienta una democracia.

En esta semana, corrió el rumor de que el Presidente de Corte Suprema de Justicia, Ricardo Lorenzetti, quien fue días antes confirmado por sus pares, estaba pensando en dejar de presidir el alto tribunal por el cansancio moral que lo aquejaba.

Lo que a buen entendedor significa que las presiones y ataques desde Presidencia le están haciendo mella. Allí están empeñados en colocar a una persona que les resulte funcional en la vacante del juez Zaffaroni.

Sin embargo, tal vez ante el vergonzoso embate que desde el poder se lleva a cabo contra otro de los integrantes del tribunal, un prestigioso magistrado de larga trayectoria y avanzada edad, el Dr. Carlos Fayt, el Presidente de la Corte, el juez Lorenzetti, desestimó en un comunicado su alejamiento.

Para conseguir una nueva silla vacía, el mismo Aníbal Fernández llegó a desafiar a Fayt, quien goza de toda su lucidez, a que se someta a un interrogatorio de la prensa, tratándolo de senil e incapaz.

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Julia Rodríguez Larreta

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