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Visiones de una guerra

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La Guerra de Paraguay genera profundas emociones y considerable controversia. Desde el final de la contienda se han sucedido capas geológicas de interpretaciones, así tenemos la escuela liberal, el revisionismo, la exaltación de Solano López por autores de izquierda y por gobiernos de derecha.

La Guerra de Paraguay genera profundas emociones y considerable controversia. Desde el final de la contienda se han sucedido capas geológicas de interpretaciones, así tenemos la escuela liberal, el revisionismo, la exaltación de Solano López por autores de izquierda y por gobiernos de derecha.

Afortunadamente, en los últimos tiempos han aparecido estudios más analíticos que arrojan luz sobre aspectos clave, incluyendo la demografía histórica paraguaya, las relaciones políticas y económicas del gobierno de López y la coyuntura regional.

Quienes se internan en el estudio del tema encuentran desde el principio una sucesión de enigmas y dificultades.

Una de ellas es definir la esencia de esa confrontación. Clausewitz sostenía que la guerra es una mera continuación de la política por otros medios. Las causas de esa guerra se encuentran en los procesos políticos de largo, mediano y corto plazo que la precedieron y causaron (como las analizó prolijamente Cárcano). En este terreno, lo más aconsejable es ser realistas y consultar el tratado del Triple Alianza (y la conducta posterior de los Estados) para comprender cuál fue la causa esencial del conflicto.

Otra dificultad se encuentra en el nombre que, por convención, se la ha dado a ese episodio histórico. Porque el tratado de la Triple Alianza es bastante posterior al inicio de la guerra.

El 12 de noviembre de 1864, el vapor paraguayo Tacuarí apresó al vapor paquete brasileño Marqués de Olinda. Éste había zarpado de Montevideo y hecho una escala en Asunción en su viaje al puerto brasileño de Corumbá, en el actual Estado de Mato Grosso del Sur. Francisco Solano López invocó como motivo para ese acto, la invasión del territorio uruguayo por fuerzas brasileñas. Acto seguido, Paraguay atacó las posiciones brasileñas en el Mato Grosso.

Hasta aquí tenemos un conflicto bilateral.

A principios de febrero, el gobierno argentino recibe una nota del paraguayo, donde éste pide autorización para el pasaje de un ejército paraguayo a través del territorio de la Provincia argentina de Corrientes, con el fin de atacar el territorio del Brasil. El gobierno de Mitre niega su consentimiento, opinando que una vez acordado “el tránsito al Gobierno Paraguayo, quedaría expedito igualmente al del Brasil, y entonces el territorio neutral Argentino vendría a ser el teatro de la guerra, y de este hecho surgirían males y complicaciones muy graves”. Seguramente, entre esas complicaciones, se encontraban el natural deseo de evitar que el territorio argentino se convirtiese en un campo de batalla, la preocupación por el tamaño del ejército paraguayo y, también, el temor de que resurgiese el partido federal, vencido pero no derrotado.

Luego sigue el controvertido episodio de la declaración de guerra del Paraguay contra Argentina. El Congreso paraguayo aprobó la declaración el 18 de marzo. Pero ¿cuándo tomó conocimiento formal de esa declaración el Gobierno argentino?

El hecho es que el 13 de abril de 1865 buques de guerra paraguayos atacan la provincia de Corrientes. Ese acto extiende el conflicto y conduce al Tratado de la Triple Alianza, suscrito en Buenos Aires, el 1° de mayo de 1865, por Argentina, Brasil y Uruguay. Es decir, seis meses después del apresamiento del Marqués de Olinda.

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Juan Oribe Stemmer

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