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El umbral de la guerra

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Como sucedió con la Primera Guerra Mundial, cuyo inicio, hace un siglo, se recuerda en estos meses, la Guerra del Paraguay fue el resultado de una combinación de causas, algunas de largo plazo, otras coyunturales, y de una sucesión de eventos.

Un historiador argentino, Cárcano, distingue entre causas originarias, intermedias y próximas de la guerra. Las primeras, escribió, son muy lejanas y se remontan a la prolongada rivalidad entre los imperios de Portugal y de España en América. Uno avanzando hacia el interior del continente, el otro en una infructuosa lucha, para contener aquella ola.

En cierto sentido, la Guerra del Paraguay puede ser vista como una continuación de la Guerra Guaranítica de mediados del siglo XVIII. En cambio, continua Cárcano, los intereses de los respectivos Estados de la Cuenca del Plata, eran "inmediatos y manifiestos". Es cierto, basta leer el Tratado de la Triple Alianza para conocerlos.

Las tendencias que desembocaron en la guerra madu

Como sucedió con la Primera Guerra Mundial, cuyo inicio, hace un siglo, se recuerda en estos meses, la Guerra del Paraguay fue el resultado de una combinación de causas, algunas de largo plazo, otras coyunturales, y de una sucesión de eventos.

Un historiador argentino, Cárcano, distingue entre causas originarias, intermedias y próximas de la guerra. Las primeras, escribió, son muy lejanas y se remontan a la prolongada rivalidad entre los imperios de Portugal y de España en América. Uno avanzando hacia el interior del continente, el otro en una infructuosa lucha, para contener aquella ola.

En cierto sentido, la Guerra del Paraguay puede ser vista como una continuación de la Guerra Guaranítica de mediados del siglo XVIII. En cambio, continua Cárcano, los intereses de los respectivos Estados de la Cuenca del Plata, eran "inmediatos y manifiestos". Es cierto, basta leer el Tratado de la Triple Alianza para conocerlos.

Las tendencias que desembocaron en la guerra maduraron lentamente y, en forma casi imperceptible para los protagonistas de la época. Muy pocos tuvieron la lucidez para siquiera entrever los tremendos peligros que envolvía la crisis. Uno de ellos fue el representante diplomático francés en Montevideo, Martin Maillefer, quien en julio de 1864 advirtió a su gobierno que desde "las Cordilleras hasta la embocadura del Plata y hasta Río de Janeiro, todo este continente bien pudiera verse envuelto en la lucha que ha provocado la empresa revolucionaria de Flores, sostenida por las pasiones argentinas y las codicias brasileñas".

El desembarco de Venancio Flores, el 19 de abril de 1863, y la subsecuente guerra civil en nuestro país, fueron acontecimientos locales que activaron las fallas y tensiones históricas latentes en la región para, finalmente, precipitar la guerra. Y esa cristalización se produjo durante el año 1864.

En enero de aquel año fracasó un intento de mediación entre los gobiernos de Argentina (el presidente era Bartolomé Mitre) y el Uruguay, emprendido por el Ministro británico en Buenos Aires, Edward Thornton.
El 6 de mayo desembarcó en Montevideo el consejero José Antonio Saraiva, diputado de la Asamblea General Legislativa del Imperio del Brasil, acreditado ante nuestro gobierno como enviado extraordinario y ministro plenipotenciario para tratar un conjunto de reclamos por perjuicios sufridos por ciudadanos brasileños en nuestro país desde 1852. La cancillería uruguaya rebatió la mayoría de los reclamos. Pero ello poco importó, porque el verdadero motivo que las impulsaba eran las presiones de los estancieros riograndenses, con sus intereses al norte del río Negro.

En junio se reúnen en Puntas del Rosario, en el departamento de San José, los representantes del gobierno (Andrés Lamas y Florentino Castellanos), el general Venancio Flores, y tres mediadores: Edward Thornton, Rufino de Elizalde (ministro de Relaciones Exteriores de la Argentina) y Saraiva. Las negociaciones no tienen éxito y el representante brasileño deja Montevideo, rumbo a Buenos Aires, anunciando represalias.

Comienza la etapa final de la crisis en el Uruguay y se avizora la gesta de Paysandú.

Entretanto, el presidente paraguayo, Francisco Solano López, observa con preocupación como los sucesos en el Uruguay se convierten en una crisis regional.

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Juan Oribe Stemmer

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