En el Tratado del Río de la Plata y su Frente Marítimo (1973), Argentina y Uruguay pactaron un completo marco jurídico e institucional.

Un elemento clave de ese marco son las dos comisiones binacionales: Comisión Administradora del Río de la Plata (CARP) y Comisión Técnica Mixta del Frente Marítimo (CTMFM).

A partir de 1994, Argentina y Uruguay se embarcaron en el proyecto FREPLATA, un emprendimiento conjunto para elaborar un análisis diagnóstico transfronterizo del río y su Frente Marítimo. Durante varios años, científicos de los dos países -tanto en las ciencias naturales como en las sociales - pertenecientes a los principales institutos de investigación - trabajaron hombro a hombro para producir un importante cuerpo de estudios e informes que culminaron en la redacción de un diagnóstico compartido. Este documento luego sirvió de base para redactar un Programa de Acción Estratégica aprobado en el 2007.

En el 2008 el presidente de la Delegación Uruguay en CARP, embajador Juan Enrique Fischer propuso en CARP avanzar en la formulación de un acuerdo ambiental binacional. A fines de ese año Fischer fue reemplazado por un nuevo representante de nuestro país. Y aquí se cortó el hilo de aquella estrategia destinada a proteger el medio del río compartido.

Poco después nuestro país aprobaba rápidamente y, aparentemente, sin mucho estudio, el proyecto del emisor argentino. Esto a pesar de que el Tratado prevé plazos considerables para la evaluación de este tipo de propuestas y estipula que esos plazos pueden prorrogarse “si la complejidad del Proyecto así lo requiriese”.

Después, silencio. Tanto que el director de DINAMA, entrevistado por la sección Que Pasa de este diario en agosto, admitió que la obra era un tema “todavía pendiente”, que la información que poseían “es más que nada la información periodística” y que “su cartera no ha tenido más acercamiento de información”. ¿Cómo puede ser?

El emisor que construye Argentina para verter los efluvios de la cuenca del Riachuelo -Matanzas es uno de los proyectos de ingeniería más importantes en nuestra región. El emisor, muy avanzado, aleja los vertimientos generados por aquella cuenca de la costa argentina, donde se vierten actualmente, a unos doce kilómetros de distancia, en lo que son, desde el punto de vista jurídico, aguas de uso común de los dos ribereños. No es una obra que pudiera pasar inadvertida ni a la Delegación Uruguaya en CARP ni a las autoridades de nuestro país.

La obra no habría preocupado a la sociedad civil y no habría sido incorporado a la agenda pública de no haber sido por la persistencia de unos pocos expertos en estos temas que, con paciencia ejemplar, advirtieron acerca del problema (por ejemplo, en la sección Ecos de este diario o en las Cartas al Director de Búsqueda), y por el trabajo de los periodistas.

El episodio es un ejemplo de mala gobernanza ambiental. También es una instancia de mala diplomacia ambiental. Nuestro país ha perdido oportunidades y tiempo de una manera lamentable.

Y eso no ha sido por falta de recursos humanos y técnicos. FREPLATA demostró que el Uruguay dispone de muy buenos institutos especializados y científicos capaces de evaluar ese tipo de proyectos y diseñar y ejecutar programas de monitoreo eficaces.