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Sensores bajo el mar

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Juan Oribe Stemmer
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La tragedia del ARA San Juan nos recuerda que el océano continúa siendo un enemigo indomable y taimado.

Finalmente, la posición aproximada de la nave ha sido establecida mediante la información suministrada por los Estados Unidos y por una oficina provisoria de las Naciones Unidas, la Comisión Preparatoria de la Organización del Tratado de Prohibición Completa de Ensayos Nucleares.

La Comisión y su Oficina Técnica Provisional, establecidas en 1997, tienen su sede en Viena. Su misión es preparar la aplicación del Tratado de Prohibición Completa de los Ensayos Nucleares. Este acuerdo multilateral fue adoptado por la Asamblea General de las Naciones Unidas en 1996. Hasta ahora el tratado ha sido suscrito por 183 Estados y ratificado por 166 (nuestro país lo suscribió el 24 de septiembre de 1996 y lo ratificó el 21 de septiembre de 2001). Sin embargo, para entrar en vigencia, el acuerdo deberá reunir las ratificaciones de 44 Estados enumerados en su Anexo 2. Varios de estos países aún no lo han ratificado (incluyendo a China, Corea del Norte, India, Irán, Israel, Pakistán y Estados Unidos).

Sin embargo, las consecuencias negativas de que el acuerdo no haya entrado en vigor han sido mitigadas en alguna medida con la instalación de la Comisión Preparatoria. Los trabajos para preparar el terreno para la instrumentación de la convención incluyen instalar un sistema de verificación de los ensayos nucleares compuesto por las 332 estaciones del Sistema Internacional de Vigilancia (International Monitoring System IMS), un Centro Internacional de Datos y un sistema de comunicaciones.

Uno de los componentes del Sistema Internacional de Vigilancia es una red de once estaciones hidroacústicas submarinas que continuamente vigilan los océanos para detectar señales de explosiones nucleares. Es sorprendente que se necesiten tan pocas para vigilar los océanos que, al final de cuentas, abarcan las dos terceras partes de la superficie de nuestro planeta. La explicación se encuentra en el hecho de que los sonidos submarinos de baja frecuencia producidos por los ensayos con armas nucleares se propagan en el agua por muy grandes distancias. La combinación entre las detecciones realizadas por dos o más estaciones permite fijar con gran precisión el punto de los mares donde tuvo lugar el ensayo.

La red de estaciones submarinas que forman parte del Sistema Internacional de Vigilancia fue completada hace un año, con la instalación de la estación HA04 en las Islas Crozet, pertenecientes a Francia y ubicadas en uno de los puntos más remotos del océano Índico. La estación es automática y está conectada a una central en la isla que registra la información y la transmite vía satélite a la sede de la Comisión en Viena.

El 15 de noviembre, a las 13:51 hora del meridiano de Greenwich, las estaciones hidroacústicas del sistema global de la Comisión HA10, instalada en la isla de Ascensión, en el centro del océano Atlántico meridional, y HA04, en las islas Crozet, registraron automáticamente, con fría eficiencia, una explosión submarina (que los técnicos denominaron underwater impulsive event) producida a miles de kilómetros de distancia, en el escarpado borde de la plataforma continental argentina, la que, todo indica, revelaba el trágico final del ARA San Juan.

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