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Se quedan o se van

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El propósito de los fundadores de la Unión Europea fue principalmente político: asegurar que no se repitiesen las guerras que habían destruido a Europa por siglos. A partir de ese objetivo ha evolucionado un proceso de integración que reúne a 28 países. La posibilidad de que el Reino Unido abandone la Unión Europea crea incógnitas importantes, no solamente en la esfera de lo comercial y económico, sino también para el equilibrio político y estratégico de una región clave.

El propósito de los fundadores de la Unión Europea fue principalmente político: asegurar que no se repitiesen las guerras que habían destruido a Europa por siglos. A partir de ese objetivo ha evolucionado un proceso de integración que reúne a 28 países. La posibilidad de que el Reino Unido abandone la Unión Europea crea incógnitas importantes, no solamente en la esfera de lo comercial y económico, sino también para el equilibrio político y estratégico de una región clave.

La relación del Reino Unido con el proceso de integración europeo ha sido ambigua (la geografía ha tenido mucho que ver), y diferente a la que han tenido los dos impulsores originales del proyecto, Alemania y Francia.

El Reino Unido ingresó a la Comunidad Económica Europea, la predecesora de la actual UE, en 1973. En 1975 celebró un referéndum en el cual el electorado resolvió permanecer en la Comunidad por una sólida mayoría (67,2% votó por permanecer en ella y 32,8% por abandonarla). Cuatro décadas después realizará un referéndum sobre su permanencia en la UE. Esta vez el resultado podría ser el opuesto. Una encuesta publicada por The Economist indica que el 43% votaría por abandonar la UE, el 42% por permanecer, y el 12% no ha definido aún su posición.

El primer ministro conservador, David Cameron, sostuvo durante la campaña para las elecciones generales de 2015 que era hora de que el pueblo del Reino Unido diera su opinión sobre el tema. Ahora, Cameron, un firme partidario de permanecer en la Unión Europea, corre el riesgo de pasar a la historia como el primer ministro británico partidario de permanecer en la Unión Europea que abrió la puerta para que su país abandone la Unión.

La intención de voto varía según las regiones, la situación económica y la edad (las personas de mejor posición económica y los jóvenes son más favorables a continuar en la Unión). De acuerdo a la encuesta, los conservadores son predominantemente partidarios de abandonar la Unión (51% votarían por abandonarla y 37% por permanecer), en cambio los laboristas, a diferencia de lo que sucedió en 1975, son partidarios de continuar (59% votaría a favor de permanecer y 30% de abandonar la Unión).

El triunfo de los partidarios de abandonar aparejará graves consecuencias económicas y políticas, y no solamente para el Reino Unido y Europa.

Un anuncio de inminentes problemas es que Escocia sea más pro-europea (52% votaría por permanecer en comparación con el 37% favorable a salir de la Unión). En el referéndum sobre la independencia de Escocia realizado en el 2014, el 55% de los ciudadanos votó a favor de mantenerse en el Reino Unido y el 44,7% a favor de la independencia. No sería exagerado pensar que un triunfo de los partidarios de abandonar la UE (con las consecuencias que ello tendría sobre la economía del Reino Unido) podría terminar por inclinar a los escoceses, en un futuro referéndum sobre su independencia, a separarse para continuar integrados en la Unión Europea.

El ministro de Finanzas alemán acaba de advertir que “out es out”: en caso de ganar, los partidarios de dejar la Unión Europea no podrán pretender seguir beneficiándose de las ventajas de pertenecer a ella, incluyendo el acceso al mercado único. Es un aviso que deberían tener en cuenta.

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Juan Oribe Stemmer

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