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Oportunidad perdida

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En su discurso en la sesión extraordinaria del Parlamento del Mercosur (Parlasur), el lunes pasado, el presidente Mujica destacó la importancia de la integración regional y declaró que el proyectado puerto de aguas profundas en la costa de Rocha, "debe ser regional". Su discurso fue complementado por una presentación de la Comisión Interministerial del Puerto de Aguas Profundas.

La Comisión se informó acerca de las potencialidades del proyecto y los avances realizados. Entre otros aspectos, explicó que una vez que se haya completado el proyecto básico de ingeniería se llamará a una licitación para que empresas constructoras interesadas puedan presentar sus ofertas, "posiblemente a partir de agosto de este año". También se dijo que se estima que el proyecto costará en torno de los 1.000 millones de dólares y que determinadas obras requerirán financiamiento público, como la construcción de escolleras y de los canales.

Ese sería el costo del puerto. Pero, sabemos, un

En su discurso en la sesión extraordinaria del Parlamento del Mercosur (Parlasur), el lunes pasado, el presidente Mujica destacó la importancia de la integración regional y declaró que el proyectado puerto de aguas profundas en la costa de Rocha, "debe ser regional". Su discurso fue complementado por una presentación de la Comisión Interministerial del Puerto de Aguas Profundas.

La Comisión se informó acerca de las potencialidades del proyecto y los avances realizados. Entre otros aspectos, explicó que una vez que se haya completado el proyecto básico de ingeniería se llamará a una licitación para que empresas constructoras interesadas puedan presentar sus ofertas, "posiblemente a partir de agosto de este año". También se dijo que se estima que el proyecto costará en torno de los 1.000 millones de dólares y que determinadas obras requerirán financiamiento público, como la construcción de escolleras y de los canales.

Ese sería el costo del puerto. Pero, sabemos, un puerto es un elemento de un sistema más amplio y complejo. Sería interesante estimar cuánto costaría la infraestructura imprescindible para que el puerto pueda funcionar en toda su importancia como tal, lo que incluye desde el ferrocarril y las carreteras hasta el saneamiento y la electricidad, por lo menos. ¿Quién pagará por esas obras?

El futuro del proyecto está -informa el sitio del Parlasur -"vinculado a captación y manejo de cargas provenientes de la explotación minera y las provenientes de la producción de cereales y granos, almacenamiento de hidrocarburos y manejo de combustibles". La idea es llegar a un tráfico de unos 70 millones de toneladas anuales en el período 2015-2025. O sea que se sigue con la ilusión de captar un volumen importante de carga argentina y brasileña.

Lo más revelador fue la afirmación, reproducida en el informe de prensa del Parlasur, de que el proyecto "es una oportunidad económica y política" y que "el presidente Mujica lo ha tomado como prioridad para que este proyecto sea irreversible".

No parece haberse hecho referencia a ciertos aspectos esenciales para cualquier proyecto de esta naturaleza, como su viabilidad operacional, comercial y económica. Tampoco parecerían haberse mencionado las recientes declaraciones del gobierno argentino y, menos aún, el rosario de medidas que aquél ha tomado para perjudicar directamente a los puertos de Montevideo y de Nueva Palmira. Aparentemente se consideró preferible cubrir con un manto de discreción esas "pequeñas" faltas de espíritu integracionista.

El presidente desperdició una buena oportunidad de poner sobre la mesa los problemas actuales y relevantes vinculados a los puertos y el transporte acuático en la región que son esenciales para el Uruguay y los demás países que dependen del sistema de la Hidrovía Paraguay-Paraná (Puerto Cáceres-Nueva Palmira). En cambio prefirió refugiarse en su usual retórica, cada vez más añeja, pero que, parece conservar cierto encanto para algunos.

El período de gobierno se acerca a su final. La etapa de las propuestas terminó hace rato. Ahora es el momento de dedicarse a cortar las cintas de los proyectos completados. Ciertamente no corresponde apresurarse a consolidar costosos compromisos para dejarle como legado al próximo gobierno (que bien puede ser de otro partido) un megaproyecto de dudosa viabilidad.

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Juan Oribe Stemmer

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