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El galeón

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El galeón español San José fue construido en el astillero vasco de Mapil, Usurbil, cerca de San Sebastián. Pesaba 1.200 toneladas.El buque fue terminado en 1698. Su misión era servir de capitana de la Armada de la Guarda de la Carrera de Indias.

El galeón español San José fue construido en el astillero vasco de Mapil, Usurbil, cerca de San Sebastián. Pesaba 1.200 toneladas. El buque fue terminado en 1698. Su misión era servir de capitana de la Armada de la Guarda de la Carrera de Indias.

Su primer viaje fue desde el puerto de Pasajes, sobre el Cantábrico, hasta Cádiz para incorporarse a la escolta de la flota de Tierra Firme (esta región abarcaba el Istmo de Panamá y parte del noroeste de la actual Colombia). Esta flota era un elemento clave en el prolijo sistema (sobre el papel) diseñado por la administración hispana para regular el comercio con sus posesiones americanas y mantener el monopolio sobre sus riquezas.

Los galeones de Tierra Firme zarpaban desde Cádiz con destino a los puertos de Cartagena y Portobello. Aquí, los comerciantes españoles intercambiaban sus mercaderías (las legales y las otras) con las que habían traído sus colegas peruanos desde Lima. Luego, los galeones iniciaban su retorno a España cargados de mercaderías americanas (cacao, añil y otros productos), las ganancias de los comerciantes y partidas de caudales de la Corona. Las flotas se dirigían a La Habana, su última escala americana antes de internarse nuevamente en el océano.

Esta vez, el inicio de la Guerra de la Sucesión Española (1701-1713) determinó que se demorase la salida de la flota hasta el 10 de marzo de 1706. El galeón San José iba de capitana del convoy.

La flota llegó a Cartagena de Indias el 27 de abril, y luego de una prolongada demora se dirigió a Portobello. La tradicional feria recién concluyó en mayo de 1708, y las naves pusieron rumbo a Cartagena de Indias cargadas con un importante tesoro.

La tripulación y los pasajeros del San José sumaban algo más de 600 personas.

Para entonces, los buques habían estado casi dos años en las aguas tropicales, sus cubiertas estaban abarrotadas de carga y de viajeros. Quizás estaban escasos de tripulación. En cambio, la flota inglesa que los acechaba desde hacía tiempo, estaba bien preparada para la lucha.

A pesar de saber de la presencia del enemigo, el almirante español se hizo a la mar desde Portobello para dirigirse a Cartagena. Sus buenas razones habrá tenido. Pero, la suerte, ese elemento tan esencial en la guerra, no estaba de su lado.

Al atardecer del 8 de junio, cuando se hallaban apenas a veinte millas del seguro refugio de las fortalezas de Cartagena, los españoles avistaron a la flota inglesa al mando del comodoro Wager. A la hora y media del combate, según los relatos, el San José explotó y se hundió rápidamente. Solamente se salvaron unos pocos de sus tripulantes y pasajeros rescatados por un bote inglés. Pero la gran frustración de Wager y su gente fue que el tesoro desapareció bajó las aguas.

Ahora, el anuncio del presidente de Colombia de que, “sin lugar a ningún tipo de dudas hemos encontrado, 307 años después de su hundimiento, al galeón San José”, despierta gran interés. También parecería haber iniciado un nuevo combate, más civilizado. En esta pulseada se enfrentan, por una parte, el Gobierno colombiano y el español; y, por la otra, parte del gobierno de Colombia y algunos buscadores de tesoros que reclaman ciertos derechos sobre el hallazgo.

Seguramente, el San José seguirá dando que hablar.

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Juan Oribe Stemmer

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