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La verdadera fuerza

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Juan Oribe Stemmer
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El informe sobre los derechos humanos en Venezuela presentado por la organización no gubernamental Human Rights Watch concluye que "no quedan en Venezuela instituciones gubernamentales independientes en pie que puedan poner freno al poder ejecutivo".

El gobierno, continúa "ha copado los tribunales de jueces que ni siquiera pretenden actuar de manera independiente. El gobierno ha arremetido contra críticos a través de represión en las calles, habitualmente violenta, el encarcelamiento de opositores y el juzgamiento de civiles en la justicia militar. También ha despojado de sus poderes a la Asamblea Nacional, de mayoría opositora".

Las consecuencias del mal gobierno de Maduro, dice el informe, incluyen que "Debido a la grave escasez de medicamentos, insumos médicos y comida, muchos venezolanos no pueden alimentar adecuadamente a sus familias ni acceder a la atención médica más básica. En respuesta a la crisis de derechos humanos y humanitaria, cientos de miles venezolanos están huyendo del país". En julio, el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados informó que las solicitudes de asilo de ciudadanos venezolanos se han incrementado notablemente. En el año 2016 se habían registrado cerca de 27.000 solicitudes en todo el mundo; en julio del año pasado ya eran cerca de 50.000.

Pero esa información solamente refleja una fracción del éxodo. La mayoría de quienes dejan el país no se registran como solicitantes de asilo, a pesar de que su decisión de emigrar se haya debido a la violencia, la inseguridad y la crisis económica en su país. El reciente naufragio en Curazao de un bote cargado de emigrantes venezolanos subraya la magnitud de la tragedia. Es el retorno de los balseros cubanos.

El presidente Maduro no tiene tiempo para esas nimiedades. Flotando en una nube de demagogia insiste en que el país se encuentra en el mejor de los mundos. Como lo demuestra su reciente informe de gestión sobre el ejercicio político y gubernamental del año pasado, que presentó, no ante la Asamblea Nacional (el poder legislativo constitucional), sino ante su invento, la Asamblea Nacional Constituyente, dominada por su partido y donde goza de una reconfortante unanimidad y aplauso.

Maduro sostuvo que el 2017 fue de "inversión social, de avances sociales, de avances políticos, que nos ha permitido preparar condiciones para la llegada de un nuevo tiempo, de futuro". Es difícil concebir qué clase de futuro le puede esperar a una sociedad donde se estima que este año los precios al consumidor aumentarán más del 2.000 %. La tasa más alta del mundo.

Pero no a todos les va mal.

La tabla de percepción de corrupción elaborada por Transparencia Internacional ubica a Venezuela en la posición 17, en la poco confortable compañía de Libia y Sudán (posición 14) y muy cerca de Somalia que, con 10 puntos, es el peor calificado. Para tener una idea, Argentina tiene un puntaje de 36, Chile de 66 y Uruguay de 71.

Niveles tan altos de corrupción indican que algunos ganan muy bien con la crisis generada por el círculo gobernante.

Esto no es socialismo.

Esto es el populismo real: la cleptocracia. El gobierno donde una minoría rapaz, apoyada en el poder, la propaganda y el miedo, se enriquece a costa del empobrecimiento del resto de la sociedad.

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