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Fracaso de largo plazo

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JUAN ORIBE STEMMER
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El reporte “40 años de la Educación Media en Uruguay” publicado en estos días por el Instituto Nacional de Evaluación Educativa (INEEd) analiza el egreso de los jóvenes pertenecientes al grupo de edades de 21-22 años durante el período 1980-2019.

El objetivo del estudio es ofrecer una mirada de mediano plazo que permita “valorar los avances del país en términos del egreso de la educación obligatoria”.

La proporción de jóvenes del grupo de edades de 21-23 años que egresó de la Educación Media pasó de 22,6% al 32,2% en el período 1980-2006. Un incremento de menos del 10% en un cuarto de siglo. Ese porcentaje pasó de 32,2% al 42,7% en el período 2006-2019. Un aumento del 10,5% en un plazo de trece años. Esto a pesar de las rimbombantes metas fijadas en la Ley de Educación (hace doce años) y las metas fijadas por ANEP.

Entre 1980-2019 conseguimos incrementar la proporción de jóvenes del grupo de edades 21-23 años que egresan de la Educación Media, de 22,6% al 42,7%. O, si lo miramos desde otra perspectiva: la proporción de jóvenes que no egresaron bajó de aproximadamente el 77,4% al 57%. No parece un resultado impresionante para un período de cuatro décadas que incluyó uno de los ciclos más favorables para la economía uruguaya en toda su historia. Sobre todo, si consideramos la baja tasa de incremento de la población de nuestro país.

Esos resultados están muy por debajo de las metas fijadas por nosotros mismos. También se encuentra muy por detrás de los resultados de la región. En este respecto, el Informe señala que “En 2018 el promedio de egreso de educación media en los países de América Latina fue, para la población de entre 20 y 24 años de edad, del 62,3%. Ese mismo año el egreso en Uruguay para ese mismo tramo etario alcanzó el 41,1%.”

El análisis del INEEd es cuantitativo (la proporción de jóvenes que egresan), y no cualitativo (la calidad de la enseñanza que recibieron). Pero basta para pintar el panorama de un fracaso de largo plazo en cumplir con los objetivos fijados en la Constitución y en la Ley de Educación.

El artículo 70 de la Constitución estipula que la enseñanza primaria y la enseñanza media, agraria o industrial son obligatorias”. La Ley General de Educación de 2008 estableció la obligación de cursar los 14 años de educación formal, es decir hasta el último grado de educación media.

Ese tipo de normas programáticas no son ni buenas ni malas en sí mismas. Depende de si son interpretadas como meras declaraciones de buenas intenciones, o como objetivos acordados por toda la sociedad que reflejan una sólida intención política de instalar los instrumentos jurídicos, administrativos, humanos y materiales para conseguirlos. Este estudio del INEEd demuestra que, hasta ahora, los objetivos establecidos en la legislación no han pasado de enunciaciones de buenos propósitos. Y con eso no alcanza.

El informe del INEEd opina que “El egreso, la matriculación y la asistencia regular no dan cuenta de la calidad de la educación, pero constituyen condiciones necesarias para que aquella sea posible.”

También es cierto que calidad de la enseñanza es una condición indispensable para que los alumnos (y sus familias) consideren que se justifica matricularse, asistir a clase y completar, por lo menos, la Educación Media.

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