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Derechos humanos

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JUAN ORIBE STEMMER

La Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó el 24 de febrero pasado, la creación del Consejo de Derechos Humanos, un nuevo cuerpo especializado del sistema de la organización mundial, que reemplaza a la Comisión de Derechos Humanos. Una de las características novedosas del Consejo es el sistema de elección de sus miembros, en forma directa y universal, en votación secreta por la mayoría de los miembros de la Asamblea.

La primera elección tendrá lugar el próximo 9 de mayo. Hasta el momento han presentado sus candidaturas 61 Estados, incluyendo el Uruguay.

Cuando se considera la gestión de la Comisión de Derechos Humanos, sucede lo mismo que al examinar los resultados de la acción de otros organismos de las Naciones Unidas. Por una parte, existen logros importantes. Por el otro, siempre es posible apuntar a defectos más o menos críticos, según los intereses y posiciones ideológicas del observador.

Sin embargo, la organización es un elemento esencial de la comunidad internacional que, con sus limitaciones, que ella misma reconoce, efectúa un aporte muy valioso para mantener la conducta de los Estados dentro de determinados carriles mínimos.

En cualquier caso, siempre es importante recordar que las Naciones Unidas son una organización y que, en última instancia, los autores de sus éxitos y los culpables de sus fracasos son los Estados que la componen, comenzando por las grandes potencias.

La protección de los Derechos Humanos ha sido una de las áreas donde, quizás, la Organización ha sido menos efectiva. La politización del tema ciertamente no contribuye a la mejor tutela de bienes tan esenciales.

Reemplazar la Comisión de Derechos Humanos por un Consejo de mayor jerarquía y con cometidos más enérgicos seguramente será un paso importante en la dirección de conseguir una mejor protección de los Derechos Humanos. Pero, nuevamente, las Naciones Unidas como institución, pueden hacer mucho. Sin embargo, en última instancia los responsables del resultado habrán de ser los Estados.

La Carta de las Naciones Unidas fue redactada en un momento muy especial de la historia de la Humanidad. Intentó aprender del rotundo fracaso de la Liga de las Naciones Unidas y establecer un nuevo orden que hiciera imposible las atrocidades de la década de 1930 y de la Segunda Guerra Mundial. Ahora debemos enfrentar los desafíos de un nuevo milenio.

La Carta comienza con la frase "nosotros los pueblos de las Naciones Unidas", para referirse a los ciudadanos de sus Estados miembros. Fueron éstos los que resolvieron reafirmar su fe "en los derechos fundamentales del hombre, en la dignidad y el valor de la persona humana, en la igualdad de derechos de hombres y mujeres".

Esas obligaciones fundamentales fueron luego desarrolladas en la Declaración Universal de Derechos Humanos, el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales y otros instrumentos internacionales.

Los principios, las normas y las instituciones para la protección de los Derechos Humanos ya existen. El gran desafío es poner esa maquinaria en marcha. Quizás, el nuevo Consejo de Derechos Humanos pueda hacer un aporte decisivo en esa materia.

El resultado de la próxima elección dará una idea de cuál será su rumbo y hacia dónde apunta su futuro.

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