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En los años 1991-1992, nuestro país concluyó tres acuerdos que marcaron el punto de máxima intensidad del impulso para la integración regional y aprobó una ley que tuvo entre sus objetivos servir a ese proceso.

En marzo de 1991, Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay suscribieron en Asunción el Tratado para la constitución del Mercosur. En julio de 1991, Argentina y Uruguay acordaron llamar a licitación para el dragado, balizamiento y mantenimiento de los canales de Martín García. En junio de 1992, Argentina, Bolivia, Brasil, Paraguay y Uruguay, suscribieron en Las Leñas, Mendoza, el Acuerdo para el transporte fluvial por la Hidrovía Paraguay -Paraná (Puerto Cáceres- Nueva Palmira). Finalmente, el 8 de abril de 1992 nuestro país aprobó su innovadora Ley de Puertos.
Esos cuatro instrumentos tienen un elemento en común: son instrumentos para impulsar un proceso de integración que se consideraba esencial para los países de la región.

En el Tratado de Asunción las Partes e

En los años 1991-1992, nuestro país concluyó tres acuerdos que marcaron el punto de máxima intensidad del impulso para la integración regional y aprobó una ley que tuvo entre sus objetivos servir a ese proceso.

En marzo de 1991, Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay suscribieron en Asunción el Tratado para la constitución del Mercosur. En julio de 1991, Argentina y Uruguay acordaron llamar a licitación para el dragado, balizamiento y mantenimiento de los canales de Martín García. En junio de 1992, Argentina, Bolivia, Brasil, Paraguay y Uruguay, suscribieron en Las Leñas, Mendoza, el Acuerdo para el transporte fluvial por la Hidrovía Paraguay -Paraná (Puerto Cáceres- Nueva Palmira). Finalmente, el 8 de abril de 1992 nuestro país aprobó su innovadora Ley de Puertos.
Esos cuatro instrumentos tienen un elemento en común: son instrumentos para impulsar un proceso de integración que se consideraba esencial para los países de la región.

En el Tratado de Asunción las Partes expresaron que "la ampliación de las actuales dimensiones de sus mercados nacionales, a través de la integración, constituye condición fundamental para acelerar sus procesos de desarrollo económico con justicia social" y acordaron que el Mercado Común, implica "la libre circulación de bienes, servicios y factores productivos entre los países".

En el Acuerdo de Las Leñas, los países se manifestaron persuadidos de que la Hidrovía "constituye un factor de suma importancia para la integración física y económica de los países de la Cuenca del Plata" y destacaron un concepto de gran importancia: el desarrollo de la Hidrovía "crea una comunidad de intereses que debe ser apoyada en forma adecuada, eficaz y mancomunada, basada en la igualdad de derechos y obligaciones de sus países ribereños".

La construcción y mantenimiento de los canales de Martín García forma parte de ese proceso de integración. Uno de los puertos terminales del sistema de la Hidrovía es Nueva Palmira. Este puerto uruguayo sirve de punto de contacto entre el sistema fluvial y las rutas marítimas que comunican a la Cuenca del Plata con ultramar. Hoy, más de uno desearía sacarnos de la Hidrovía. Por ese motivo siempre es aconsejable citar el nombre completo de la Hidrovía, incluyendo la referencia al puerto uruguayo. Debemos velar celosamente por nuestra posición como socios fundadores.

Uno de los propósitos de la Ley de Puertos fue valorizar una de las ventajas comparativas naturales de los puertos uruguayos y contribuir a ubicarlos como vendedores de servicios para la Hidrovía y, a través de ella, para la Cuenca del Plata dentro del espacio económico regional creado en Asunción.

Las obras de Martín García fueron inauguradas en 1996. Nueva Palmira y Montevideo se convirtieron en exportadores de servicios portuarios a sus vecinos. Los buenos resultados de esta situación deberían haber convencido a todos de las ventajas de la integración.

Sin embargo, la fuerza del impulso integrador ha menguado. La "comunidad de intereses" a que alude el acuerdo de Las Leñas parece haber sido reemplazada por una visión miope, de corto plazo y autodestructiva del interés nacional.
Treinta años después, debemos confirmar que "nada debemos esperar sino de nosotros mismos".

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Juan Oribe Stemmer

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