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juan martín posadas
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Hoy se vota. En el Uruguay el voto siempre ha sido una obligación respetable e importante. No obstante ello, este referéndum que hoy se salda fue un trámite inútil, desarrollado en una campaña mediocre y será digno del más rápido olvido.

Mientras tanto, allá lejos, la devastación de Ucrania continúa. La furia de Rusia se ha duplicado ante la heroica resistencia de los ucranianos. Ataque sin justificación alguna (lo mismo que la guerra de Irak). Ataque hasta el final de parte de ambos contendientes, donde no tendrá lugar tregua ni negociación y donde la desproporción del poderío militar no admite comparación.

El pueblo ucraniano es, por cultura y por historia, combativo, descendiente de los cosacos; tiene en su haber el rechazo a la colectivización soviética hasta que pudo (hasta veinte millones de muertos).

Rusia es todo desmesura, desde los inmensos espacios geográficos (once husos horarios) y el Zar Pedro el Grande (que construyó San Petersburgo arriba de un pantano y mató con sus propias manos a un hijo suyo que encontró conspirando), hasta la defensa de Stalingrado y la extensión del sistema de Gulag.

Hay solo dos finales posibles para este encarnizado conflicto: la aniquilación de Ucrania o la tercera guerra mundial. Resulta poco realista imaginar otro.

Putin está jugado a lo que interpreta como compromiso histórico de comerse a Ucrania y Zelenski está jugado a no dejarse comer por ningún motivo ni por ningún acuerdo.

Dado que la OTAN no va a poner ni un soldado en el suelo ucraniano, ni un avión en el cielo ucraniano, y está jugando su partido (que no es estrictamente el de los beligerantes), confiando en pasarle armas a Ucrania y que ésta ponga la sangre y los muertos, el desenlace no será la tercera guerra mundial sino la desaparición (heroica pero total) de Ucrania como país libre. Lamentablemente no cabe imaginar otro fin.

Las sanciones económicas aplicadas por Europa y Estados Unidos reflejan la mentalidad y la cultura de quienes las concibieron pero no atienden a la cultura y mentalidad de aquellos contra quienes van dirigidas.

Para los europeos puede ser gravísimo quedarse sin gas: se mueren de frío. Para los rusos morirse de frío o quedarse sin la plata de la venta del gas es menos “doloroso”. Las sanciones aplicadas van a doler más a quienes las aplican que a quienes las reciben. Para hacer cejar a Putin hay que hablar en el idioma de Putin y eso Europa y Estados Unidos no están en condiciones de hacer (y se asustan de solo imaginarlo).

Esta guerra será como la guerra de la Triple Alianza. Después que las tropas de Flores y la flota brasilera bombardearon y molieron a Paysandú, (tanto en sus bastiones militares como en los barrios habitacionales), cayó la ciudad y fusilaron a Leandro Gómez.

Luego el rigor y la desproporción de fuerzas se dirigió contra Paraguay: también en ese caso sin justificación alguna.

La guerra de la Triple Alianza duró seis años, los paraguayos, corajudos, pelearon como leones, murió el 80% de la población masculina y la última defensa de López fue con soldados adolescentes y niños. Y el Urutaú canto, lloró ”ya no existe el Paraguay donde nací como tú”.

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