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Síndrome de invisible

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JUAN MARTÍN POSADAS
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Las circunstancias han ayudado para que nadie tenga la menor duda que el gobierno se ha hecho cargo, tal como había sido su compromiso inicial. Atendió la amenaza sanitaria con medidas sensatas, eficaces y rápidas.

Se ocupó de las consecuencias económicas y sociales con seguro de paro parcial y medidas novedosas del Mides. Respondió de modo ejemplar al deseado retorno a casa de los ciudadanos varados en el extranjero.

A raíz de ello el gobierno ha llenado todo el escenario: ocupa, por así decirlo, toda la pantalla de la televisión, es decir, toda la visibilidad. Por su parte el Frente Amplio muestra en carne viva no solo cuánto le afecta el haber perdido las elecciones y el gobierno sino que siente que pasó a ser intrascendente: se ha vuelto invisible. Y está padeciendo el síndrome de la pérdida de visibilidad.

Urgido por recuperar visibilidad ha intentado varias cosas, siempre bajo la lógica de subir la apuesta, para dejar mal al gobierno matándole el punto y proponiendo más. Vázquez y el Pit-Cnt clamaron por cuarentena obligatoria. Nadie les dio bola y ese reclamo se mostró inútil, tanto para la salud de la gente como para devolverle visibilidad al Frente. Después anunció la creación de un comité de técnicos, encabezado por Vázquez, para diseñar un plan de emergencia mejor que el del gobierno. Nunca se supo ni quiénes lo integraban ni cuántos eran. Como hacía rato que el gobierno tenía plan y tenía equipo también esa argucia -concebida no para mejor atender al país sino para recobrar visibilidad- quedó en la nada (nunca salió de la nada).

Para este jueves pasado fue convocado un paro parcial y concentración frente al Palacio Legislativo. Lo convocó el Pit-Cnt más un conjunto heterogéneo de organizaciones bautizado como intersocial. Juntaron muchas siglas y poca gente. Los reclamos eran por salud, trabajo (aspectos que el gobierno ya está atendiendo con el beneplácito y la simpatía de la mayoría de los uruguayos) y otros reclamos bajo la conocida lógica de subir la apuesta y matarle el punto al gobierno (vbgr. renta universal, etc.). Pero lo que quiero destacar es que el Frente Amplio resolvió adherir. El propósito, siempre tan obvio, es salir de la invisibilidad. Lo entendió fácilmente Carolina Cosse que salió del Senado, se sacó la foto (conjuró su invisibilidad) y volvió a sala.

El complejo de invisibilidad lleva al Frente a idear acciones que no se encaminan hacia la generación de provecho para el Uruguay afectado por la pandemia sino para remediar sus propios problemas internos. Pongo ejemplos de actitud y propósitos radicalmente diferentes. La Cámara de Informática ni pidió audiencia ni se ocupó de ser reconocida: se puso a trabajar y creó una aplicación novedosa y útil para la gente en esta situación. La olla popular del barrio, ideada por una vieja de la cuadra y el almacenero de la esquina es algo pensado y ejecutado para dar una mano y se ve a la legua que es así. Lo mismo con las canastas donadas por los jugadores de fútbol y otras instituciones privadas. No hay ni vestigio de segundas intenciones.

La solidaridad verdadera, que ha sido mucha y muy linda estos meses, no tiene nada que ver y es infinitamente superior a todos los proyectos autorreferidos para salvarse de la invisibilidad que tienen ocupados (y afligidos) a muchos dirigentes del Frente Amplio.

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