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Quedará un relato

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JUAN MARTÍN POSADAS
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Tuvo lugar el referéndum, quedaron establecidos sus efectos jurídicos: la Ley de Urgente Consideración se mantiene vigente. Como es sabido (y se comprueba a cada rato) las cosas no son como son sino como se cuentan. Después de la lucha por los votos se abre la lucha por el relato: en eso estamos.

El referéndum terminará siendo lo que diga el relato que a la postre se imponga. Así como hubo dos bandos, el del sí y el del no, hoy hay dos relatos compitiendo.

En el terreno de los hechos y de las consecuencias inmediatas el resultado del referéndum no arrojó sorpresas: se reprodujeron casi los mismos resultados del ballotage. Lo único sorprendente fue que, después del desgaste de dos años de enormes dificultades por el Covid, el gobierno mantuviera un respaldo prácticamente igual al que la ciudadanía le confió en las elecciones. Esto ya es una interpretación, es decir, parte de un relato. Para el gobierno hay un cambio favorable. A partir de ahora, el horizonte de esperanza y de proyecto, que había quedado en suspenso por la pandemia y por el referéndum, se abre y se despliega; ambas contrariedades, han quedado atrás.

El Frente Amplio está construyendo su relato. Se ha propuesto creer (y hacer creer) que, a partir del referéndum y más allá de su efecto confirmatorio sobre la LUC, la votación ha generado una nueva realidad política y una nueva relación de fuerzas con el gobierno. Las cifras no lo dicen pero, ya se sabe, lo que importa es instalar el relato. En base a eso reclama la creación de una mesa de diálogo.

No es bueno inventar o dejar que inventen instituciones o estructuras nuevas. La mesa de diálogo por excelencia es el Parlamento; allí cada uno tiene el nivel de voz que se ganó con los votos. El cacareo y la alharaca que se levantó, previo y post referéndum, sobre las bondades de la consulta directa es derogatorio del Parlamento. Es un esfuerzo por desplazar el centro del escenario político, salirse del ruedo parlamentario donde las elecciones pasadas dejaron al Frente en minoría.

Según las normas constitucionales que nos rigen las elecciones confieren a quienes hayan ganado un mandato de cinco años. Las mayorías parlamentarias (absolutas o relativas) tienen ese espacio de tiempo para trabajar en la implementación de sus compromisos electorales. El 27 de marzo no se reformó la Constitución.

Una observación complementaria (y cautelosa). La campaña para el referendum fue alevosa y de pésima calidad: no hay dos opiniones. La pregunta que hay que hacerse es si fue esta campaña electoral lo que tensó los ánimos de la sociedad a un extremo patológico o, por el contrario, hay una sociedad ya patologizada en sus relaciones y eso produce inevitablemente campañas electorales como la que se vivió. ¿Se trata de un morbo generado en esta campaña del referendum y que, dirimido éste, quedará atrás o, por el contrario, hay una animosidad ya cristalizada e instalada en la sociedad que hizo que la campaña de este referéndum fuera como fue y no pudiera haber sido de otro modo?

El gobierno ha tenido muy en cuenta desde el primer instante de su gestión los apoyos políticos con los que cuenta y la dimensión política del Frente Amplio. Nunca dejó de dialogar (por convicción y por pragmatismo). Tampoco cejará en el empeño de hacer lo que en la campaña electoral se comprometió a hacer. Ni dejará que le ahoguen su relato de cómo han sido las cosas y por qué.

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