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Peligrosa confusión

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Algo anda muy mal. Nuestro país está metido en un problema bastante serio. No hablo de la situación económica, que está bien complicada. Me refiero a la situación creada por determinados sectores de la sociedad que fueron mimados políticamente y que ahora, engreídos, no atienden a la situación general del país y se han desmadrado en la aplicación de la fuerza que sienten tener.

Algo anda muy mal. Nuestro país está metido en un problema bastante serio. No hablo de la situación económica, que está bien complicada. Me refiero a la situación creada por determinados sectores de la sociedad que fueron mimados políticamente y que ahora, engreídos, no atienden a la situación general del país y se han desmadrado en la aplicación de la fuerza que sienten tener.

El caso más visible es el de la enseñanza. Consiguieron poder en el primer gobierno de Vázquez. Desde ese momento reclaman sin cesar dinero. La enseñanza recibió y recibe mucho más dinero que antes y está mucho peor que antes. Pero los gremios de docentes no admiten ninguna responsabilidad en el desastre ni aceptan considerar cambios (planes de estudio, formación docente, otros textos, etc.). Los uruguayos asistimos alarmados a una espantosa desfiguración de los reclamos sindicales. Siendo el caso de la enseñanza el más estridente, el panorama general no deja de ser alarmante porque todos los días suceden cosas gruesas en el ámbito sindical.

Sin pretender ser exhaustivo traigo a colación el plan de vivienda sindical, con millones de dólares de los trabajadores que han ido a parar a manos de prestamistas y los responsables han sido encubiertos; en ASSE varios dirigentes procesados y alguno con prisión; lo del Sirpa, visto con espanto por todo el país, no tiene nada que ver con mejorar el trato a los menores infractores sino que luce como una disputa casi territorial entre Joselo López y Graciela Fulco.

Mucha gente se ha dado cuenta (unos abiertamente y otros en reserva) de que esos excesos fueron apadrinados doctrinaria y políticamente por agentes del Frente Amplio. Como consecuencia de ello el actual gobierno no sabe qué camino tomar. El sindicalismo uruguayo se ha dejado politizar. Sale en los diarios la filiación política de los dirigentes del Pit-Cnt y de cada sindicato. Las listas que se presentan a las elecciones de dirigentes están políticamente vinculadas. Muchos dirigentes sindicales coronan su carrera en el Parlamento como Diputados del Frente Amplio.

Esto es malo para el sindicalismo: le quita independencia y le quita representatividad. Pero esta situación también le hace daño al Frente Amplio como partido político: están en una crisis de identidad, con dificultades para gobernar. A causa de esa situación el gobierno ha perdido el apoyo del partido de gobierno, Vázquez mira para atrás buscando a su tropa y ve un descampado.

La vitalidad de una democracia moderna depende de que la población tenga un conocimiento mínimo de los problemas complejos de la sociedad en la que vive. Los actuales planteos o exigencias del Pit-Cnt o de los docentes son una pasmosa simplificación, inapropiada para la complejidad de la vida moderna en general y, en particular, para los tiempos que está viviendo el mundo y el Uruguay. Lamentablemente lo mismo puede decirse de simplificaciones anteriores que el Frente Amplio sembró por todo el país.

El partido político que sirve a la democracia es aquel que tiene lo que hace falta para encaminar las acciones necesarias que acerquen al país a los antiguos ideales que le dieron origen y sustento, entre ellos los valores de solidaridad y autoridad conjugados entre sí y con el bien común primando por sobre los intereses particulares.

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Juan Martín Posadas

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