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Partido o sindicato

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juan martín posadas
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En el correr de los años recientes el Frente Amplio ha sufrido una deriva desde el lugar que inicialmente ocupaba. El Frente inicial tenía una línea de conducta cordial con el movimiento sindical pero absolutamente independiente.

Digamos que Seregni manejaba su negocio y D´Elía el suyo, sin interferencias ni presiones. Actualmente el Frente Amplio ha pasado a ser Pitdependiente. Nadie tomó esa decisión: se hizo indispensable.

El acto que coronó este proceso de deriva hacia la dependencia ha sido el posicionamiento frente al plebiscito contra la Ley de Urgente Consideración. La dirigencia política frenteamplista manifestaba reparos: veía las dificultades prácticas y, sobretodo, la insensatez política: la dirigencia sindical los arrastró y los comprometió en la tarea. Paralelamente y en el mismo sentido el dirigente sindical que se puso al hombro la recolección de firmas fue elegido luego presidente del Frente Amplio.

Se podrá retrucar que el cargo de Presidente del Frente Amplio es más decorativo que decisor. Efectivamente ha sido así hasta ahora, cuando era la dirigencia política la que lo designaba; ahora, habida cuenta del desbalance de fuerzas, es poco probable que la dirigencia sindical no aplique por ese camino y a través de ese cargo el poder que ha ganado allí.

Este proceso interno del Frente conlleva consecuencias: no tardarán en verse (o ya son visibles). La visión sindical de un país y la visión política son diferentes. Por más que unos y otros dirigentes sean egresados de la misma escuela ideológica, la cabeza sindical y la cabeza política funcionan de forma diferente.

Un partido político -particularmente en la tradición uruguaya- es un organismo abierto, que aspira a ser atractivo para toda la ciudadanía y poder juntar votos en todos los estamentos de la sociedad. Un sindicato es menos universal, es para una determinada fracción de intereses. Uno habla (y piensa) para la totalidad, el otro es y se siente clasista, reivindicativo y sin responsabilidades hacia el todo.

El sindicato de ANCAP detuvo la refinería, apagó la llama, y su Presidente se sintió un héroe. En otro país ese señor iría preso por daño intencional y grave al patrimonio nacional. (Preso al Vilardebó). La dirigencia política frentista, que en su fuero interno percibe lo políticamente negativo de tal decisión, no ha abierto la boca. El Frente Amplio, sin sus poderosos líderes políticos de antes, depende ahora del PIT-CNT y no tiene otra alternativa sino callar.

Esto, que lleva a que el Frente Amplio se haya hecho menos amplio y más angosto, es un problema interno del Frente, naturalmente, y tendrá que ser encarado y resuelto internamente. Pero también es un serio problema nacional; resulta una evidente patología para el sistema político uruguayo que uno de sus actores, el más numeroso, no actúe como un partido político sino como un sindicato, es decir, siempre con la mira puesta en medidas de lucha más que en la procura de acuerdos, más proclive a decir siempre que no que a ofrecer alternativas y desestimando lo aprendido al haber sido gobierno.

Finalizo con una cita de T. Abraham en el semanario argentino Perfil que viene al caso: “El movimiento original del peronismo dejó de existir desde mediados de los sesenta del siglo pasado. De ser un movimiento nacional, policlasista y popular se convierte en un movimiento sindical, es decir, sectorial”.

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