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Paralelismo

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Una mera casualidad está mostrando que dos gobiernos de izquierda de dos países vecinos -Uruguay y Brasil- se encuentran en aprietos a causa de los datos que van surgiendo de sendas comisiones investigadoras referidas a dos empresas petro- leras, Ancap y Petrobras. Es solo una coincidencia pero hay tantos datos en común que puede ser de interés destacarlos.

Una mera casualidad está mostrando que dos gobiernos de izquierda de dos países vecinos -Uruguay y Brasil- se encuentran en aprietos a causa de los datos que van surgiendo de sendas comisiones investigadoras referidas a dos empresas petro- leras, Ancap y Petrobras. Es solo una coincidencia pero hay tantos datos en común que puede ser de interés destacarlos.

En nuestro país los integrantes frenteamplistas de la Comisión Investigadora del Senado, senadores Otheguy y Martínez Huelmo han basado hasta ahora su posición (y la de su partido) en señalar que no se han encontrado ilegalidades o delitos: a lo sumo errores. En Brasil los legisladores del PT, que cumplen la misma función de defender al gobierno y defenderse a sí mismos, comenzaron utilizando la misma estrategia: ¿por qué el escándalo por errores de gestión?

Esa argumentación es floja -acá y allá- porque desestima como minucia millones de dólares de pérdidas de dineros públicos. La bronca popular, que en Brasil ya salió a las calles (acá todavía no) y tiró abajo el índice de aprobación de la presidenta (acá también) se debe, en parte, a esa justificación o disculpa de que si no hubo delito no pasó nada.

Pero resulta que en Brasil la investigación parlamentaria se vio reforzada por la intervención del Supremo Tribunal Federal. La cosa ha desembocado en los juzgados porque los códigos contienen una disposición llamada de mala gestión intencional. Las enormes pérdidas de Petrobras comenzaron a escrutarse bajo esa lupa. Por ejemplo: Petrobras compró una refinería de petróleo obsoleta en Pasadena con el propósito de actualizarla y ponerla en funcionamiento. Se la compró a Astra-Oil en 700 millones de dólares. Astra-Oil la había comprado en 42 millones. Paralelamente a este negocio la empresa Oderbrecht contribuyó a la campaña electoral para la reelección de Lula con cuatro millones de dólares. Luego Petrobras, sin licitación, adjudicó a Oderbrecht la actualización de la vieja refinería, obra presupuestada en más de mil millones de dólares. (Datos revista Veja).

Decir -acá o allá- que solo hay mala gestión, que fueron inversiones y que perder tanto dinero no es ni siquiera motivo de vergüenza, como dicen los senadores del MPP, es abusar de la credibilidad y de la paciencia de la gente. ¿Por qué acá costaron el doble las plantas de port-land de Ancap? ¿O la planta de etanol en el norte? ¿O la de cal en Treinta y Tres? ¿O el remolcador que todavía no remolca? ¿O la fiesta de inauguración -con dos años de atraso y el triple de sobrecosto- de la planta desulfurizadora?

Pero habiendo tantas semejanzas hay una gran diferencia (a favor de Brasil). El Sr. Oderbrecht, dueño de la empresa en cuestión, está preso junto con empresarios de otros rubros. Exdirectivos y gerentes actuales de Petrobras están a la sombra. Han empezado a caer políticos: el senador Delcidio Amaral, jefe de bancada del PT, ha fijado domicilio en una penitenciaría estadual. Pero la diferencia más grande es que la presidenta Rousseff no ha movido un dedo por frenar las actuaciones de la justicia o entorpecer el trabajo de la investigadora parlamentaria que está destapando la mugre. Va a pasar merecidamente a la historia por ello.

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Juan Martín Posadas

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