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La palabra adecuada

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JUAN MARTÍN POSADAS
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Los avatares a los que se enfrenta un país se encaran mejor bajo dos condiciones: si son percibidos acertadamente y si son expresados de modo adecuado. En realidad es lo mismo.

Cuando a un problema nacional o a una crisis se le da un nombre equivocado (se lo designa de forma incorrecta) la solución se torna más difícil y el camino de salida se prolonga. Las palabras, las designaciones, tienen siempre gran importancia.

Un año atrás al país le cayó encima la epidemia del Covid-19. En medio del desconcierto -mundial y local- nuestro gobierno condensó en una frase la orientación y la ruta para enfrentar esa situación crítica: quedate en casa. No se sabía mucho del virus, no había vacunas ni medicamentos, el medio que estaba al alcance y mientras no hubiesen otros era: guarecerse.

A poco de transcurrido algún trecho y ya con más elementos a mano el gobierno cambió su palabra; se dio a sí mismo como criterio y propuso a la gente como conducta, la libertad responsable. El quedate en casa, algo primitivo y conservador como mensaje, pasó a ser libertad responsable.

Quien esté pensando que se trató meramente de un cambio de eslogan no ha entendido nada: fue una dirección dada a la gente para su comportamiento frente a la pandemia, pero sobre todo fue un compromiso político. Un pronunciamiento derivado de una visión partidaria histórica, tan vieja como el propio Uruguay. Esa palabra estaba diciendo que el país no se iba a dejar llevar por aquel criterio, tan común en otras partes, de que la libertad está muy bien para los tiempos tranquilos pero es un estorbo cuando las tormentas arrecian: en los tiempos bravos hay que dejarse de finuras y confiarse al autoritarismo. Aquí se dijo: nada de eso.

Pero el tiempo sigue andando y las cosas se van transformando: también la crisis del Covid-19. La vacuna hará que en unos meses más se haya conseguido la llamada inmunidad de rebaño. No obstante eso, las consecuencias económicas y sociales de este flagelo no van a desaparecer con la vacuna. Para ese tiempo que viene habrá que encontrar la palabra adecuada: para definirlo con precisión y para enfrentarlo con éxito.

¿Será otra vez pronunciada desde el gobierno? No sé. No necesariamente. Muchas veces las voces que interpretan la situación y la ponen en palabra son condensaciones de algún sentir popular que anda circulando por la sociedad. En este momento veo dos ámbitos de donde podría surgir una palabra definitoria.

Uno es el ámbito donde se mueve aquella porción de uruguayos que se sienten desalojados del paraíso. Ellos tienen, a consecuencia de esa sensación de paraíso perdido, un discurso compuesto de varios elementos (en porcentaje variable): nostalgia, bronca y, en el fondo, incredulidad. Podría generar un discurso.

El otro ámbito de donde podría surgir la palabra necesaria para lo que se viene es el Partido Nacional. Los tiempos que vienen serán, como se ha dicho, difíciles y van a generar angustias que se están incubando desde ahora. Pero los uruguayos sabremos hacerle frente sin arrojar por la borda nada esencial ni dejar a ningún compatriota tirado en la cuneta. O, como reza ese dicho tan blanco: sin dejar por el camino ni una prenda del apero.

Este mensaje, esta palabra, es lo que hará falta para enfrentar lo que se nos viene. Pronunciándola ya estamos logran- do que ese futuro no sea demoledor.

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