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Pa’delante están las casas

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Juan Martín Posadas
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Durante las pasadas semanas he estado desarrollando reflexiones vinculadas al ocaso del frente Amplio como Partido hegemónico y a la posibilidad de que no retenga el gobierno en las próximas elecciones.

Quien aparece como retador es el Partido Nacional, sobre cuyos hombros pesa la responsabilidad de preparase y de generar una propuesta renovada que entusiasme a la ciudadanía.

Los pormenores de la propuesta del Partido Nacional serán presentados por sus dirigentes y candidatos en la campaña electoral pero resulta conveniente que se vayan trasuntando desde ahora. Esas propuestas cubrirán —supongo— todas las áreas del gobierno pero habrán de contar con algunas características de fondo, no fáciles de enunciar pero indispensables, que quiero señalar.

En pocas palabras, la propuesta del Partido Nacional habrá de ser concebida mirando al futuro, un programa hacia delante y no hacia atrás. Algunos factores coyunturales pueden hacer desviar inadvertidamente el rumbo. El primero es el desastre que dejará el Frente Amplio. Corregir lo descarrilado va a ser una necesidad, pero tiene el peligro de una tarea referida al pasado y mirando hacia lo que ya pasó. La propuesta del Partido Nacional no puede ser hacia atrás, promesa de no incurrir en esto o en aquello. El asunto es delicado porque plantearse como la alternativa —y así debe ser— abre una pendiente hacia lo negativo, hacia describirse (y concebirse) por la negación: urgido por presentarse como lo otro se puede caer en subrayar el contraste más que la originalidad.

Otro elemento que el Partido tendrá que cuidar en este sentido es la nostalgia. Hay un Uruguay político antes del Frente Amplio adornado en la memoria y mejorado en la ausencia, que también puede ser una trampa. El discurso del Partido Nacional no deberá tener una lógica restauradora, no pueden figurar en él expresiones como recuperar, restaurar, revivir o sinónimos. El pasado del Uruguay, bueno o malo según opiniones, es indiscutiblemente lo que ya pasó y no vuelve. Tanto los países como los individuos somos hoy como somos por causa de lo que fuimos antes pero también gracias a lo que nos hemos soltado del antes. El Partido Nacional es un Partido con muchísima historia y se entusiasma, con sobrados motivos, con su historia: es un Partido con tradiciones estremecedoras y heroicas y su última gestión en el gobierno fue muy buena. Pero abrazado con todo ese bagaje enriquecedor su mira es el futuro, su dinamismo es para adelante, su proyecto de hoy no será volver, es un proyecto a estrenar.

Por último y como accesorio: hay un número de votantes del Partido Nacional que consideran que el acceso del Frente Amplio al gobierno fue una anomalía, cuando no una aberración, y que lo natural es volver a una situación donde aquello no pueda volver a ocurrir y que eso se espera del Partido Nacional. Error. El Frente Amplio ya es un actor político definitivo en el sistema uruguayo y ninguna propuesta política debe ser planteada sobre otra hipótesis que no sea un Uruguay con el Frente Amplio. La propuesta política del Partido Nacional, el Uruguay imaginado en esa propuesta futura, es un Uruguay en el que existe el Frente Amplio. La Paz de Abril, hoy tan olvidada pero que fue el fundamento exitoso del civismo uruguayo mientas duró, va a tener su nueva expresión a partir de la fuerza renovadora del Partido Nacional.

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