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JUAN MARTÍN POSADAS
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El azote del coronavirus ha producido un país en suspenso. Se ha detenido la actividad y la gente se recluyó en sus casas.

A partir de eso el buen manejo de parte del gobierno y el comportamiento inteligente de los ciudadanos han establecido una base firme para que el país se vaya abriendo poco a poco.

Entre lo que estuvo clausurado y ahora se empezará a abrir se cuentan las campañas electorales para las establecidas y pospuestas elecciones departamentales. Seguramente no habrá de inmediato giras, recorridas, actos masivos y similares actividades (arcaicas en el siglo XXI pero que muchos dirigentes consideran esenciales), pero empezará un paulatino desentumecimiento.

En el Directorio del Partido Nacional ya hemos comenzado a hablar del asunto y a poner la cabeza en ello. En el caso particular del Departamento de Montevideo el panorama actual es visto con optimismo. Un optimismo desacostumbrado pero, esta vez, fundado.

Después de que las cosas fueron manejadas con el habitual e injustificable descuido con que en anteriores ocasiones se encaró la elección Departamental de Montevideo, después de haber dejado morir un buen invento como lo fue el Partido de la Concertación, después de, en esta instancia, haber dejado correr hasta el último día los plazos para la designación de candidatos, a pesar de todo eso, justo sobre la hora salió literalmente de la galera una excelente candidata: Laura Raffo. En los pocos días de actuación que ella tuvo antes que el virus hiciera caer el telón mostró cualidades sobresalientes. Es la candidata de la coalición pero es blanca.

Los contendientes que ha elegido el Frente Amplio para enfrentarla surgieron de una complicada cocina interna que funcionó en el seno de una fuerza política todavía aturdida por el revolcón de la derrota en lo nacional. No fue una selección fácil ni es una selección feliz.

El Ing. Martínez, que es, en cierto sentido numérico, el candidato principal de la terna presentada, es menospreciado por una buena porción de la dirigencia frentista. Su propio partido, el Partido Socialista, no lo quiso y Zabalza le tendió una celada para burlarse públicamente y por televisión de él y de su compañera de fórmula. Es cierto que en el Frente Amplio, como dijo con su candorosa inconciencia Sendic, el candidato no importa mucho porque a la mayoría de sus votantes les da lo mismo votar a una heladera si así se lo mandan. Pero un candidato que no es querido ni respetado por sus compañeros, a quien le imputan (injustamente) la derrota electoral del año pasado, solo tiene fuerza en el adusto círculo de los fanáticos del Frente Amplio. En lo demás, en las sonrisas, los besos, el populismo progre, allí solo funciona la impostura (que es el estilo político que Mujica introdujo en el Frente, donde encontró entusiastas seguidores y del cual él es un maestro)

Carolina Cosse, fría, distante y experta en generalidades tiene un discurso que expresa y demuestra para todas y todos su convicción de que va a ser Senadora por cinco años y está muy contenta con eso. Villar es un buen médico y buena persona pero políticamente no existe.

Si miramos solamente los candidatos que van a enfrentar a Laura Raffo podemos abrigar una esperanza razonable. Si miramos el estado de la ciudad después de haber pasado veinticinco años en manos del Frente Amplio esa esperanza se consolida.

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