Publicidad

El mayor obstáculo

Compartir esta noticia
SEGUIR
juan martín posadas
Introduzca el texto aquí

Cómo describiría un uruguayo medio la situación de su país? ¿Cómo lo ve hoy y qué anticipa para el futuro? Según el viejo refrán, cada uno habla de la feria según cómo le va en ella. Si Ud. le pregunta a un frenteamplista ya sabe la respuesta.

Pero, imaginemos un uruguayo apolítico que mira lo que el país ha dejado atrás y hace una estimación de los desafíos que le esperan.

En este período de gobierno ha quedado atrás la amenaza del covid-19. Y esto, sí, el país entero lo siente como una hazaña colectiva. Nadie compró (salvo por obsecuencia política) las pálidas de las muertes evitables, la cuarentena obligatoria y el resto del sermón negativo. Hubo orden de no aflojar, los motores de la economía no se apagaron y el símbolo que permanece es el rescate del Greg Mortimer y el justificado reconocimiento mundial recibido por el país.

También quedó atrás otro contratiempo u obstáculo, algo que derivó energías y distrajo atención, pero que ya no molesta más: la campaña contra la LUC, el año juntando firmas y la polémica sobre el plebiscito. Podía haber sido un retroceso, una deslegitimación extendida sobre una cantidad de cosas (empezando por el resultado electoral anterior). Pero eso está cerrado y enterrado.

Quedan ahora algunos obstáculos por delante que el Uruguay enfrenta con relativa tranquilidad. Y queda el mayor de todos; pero de ése, al final.

Nuestro país, desde ya y en los tiempos que vienen, está enfrentado a algunas dificultades y obstáculos circunstanciales. A mi criterio son tres. El primero es la inflación, que es mundial, es aguda y ni nos podemos escapar ni la podemos manejar. El segundo es la guerra en Ucrania y su repercusión en el comercio de granos y el precio de los fertilizantes. El tercero, rodeado de misterio, es la situación de China, nuestro principal socio comercial.

Luego hay un par de obstáculos no ya circunstanciales sino más bien estructurales. Uno de ellos es la fosilización del movimiento sindical, abrazado al mismo discurso de hace cien años, la misma simbología, todo correspondiente al siglo industrial y al trabajo y al obrero correspondiente a aquel tiempo pero extraterrestres en la era de la informática y la cibernética. El otro escollo, casi estructural por su cercanía y pertinacia, es la Argentina: país que se ha vuelto loco, se canibaliza con asombrosa fruición, hiere nuestro turismo y es un mal ejemplo contagioso.

El obstáculo mayor que tenemos delante, es la situación calamitosa de la enseñanza.

Pero el obstáculo mayor que tenemos delante, lo que nos complica, nos frena, nos hunde y nos atrasa en todo sentido, es la situación calamitosa de la enseñanza. Y esto no es circunstancial: está instalado, viene de lejos, es un atraso acumulativo. Pero lo más terrible de esa ya terrible situación es la pasividad resignada y mansa con que los uruguayos la han visto crecer. La comentan todos los días… y no hacen nada y toleran cualquier cosa. El mayor obstáculo es la incapacidad de los uruguayos, no solo de hacer algo sino ni siquiera de indignarse ante el matonismo con que unos reconocidos prepotentes responsables de la degradación, obstruyen la renovación para no perder sus privilegios y su dominio.

Nadie deja de percibir el desastre educativo (es imposible), ¿y? Tito Livio (59 AC-17 DC) describía la decadencia de Roma diciendo: “nuestros defectos se nos hacen insoportables pero tampoco podemos tolerar las medidas necesarias para corregirlos”. Ese es el mayor obstáculo.

¿Encontraste un error?

Reportar

Temas relacionados

premiumJuan Martín Posadas

Te puede interesar

Publicidad

Publicidad