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Búsqueda de información

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juan martín posadas
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La semana pasada se dispuso la reanudación de excavaciones en el Batallón 14 en la búsqueda de restos de personas detenidas y llevadas a dependencias militares y que no salieron nunca más de allí ni se supo nada más de ellas.

Han pasado muchos años desde la época nefasta en que sucedían esas cosas en los cuarteles. Tiempo atrás la doctrina jurídica más aceptada admitía que el paso de los años producía una modificación en la actitud del estado o la justicia respecto al delito, incluso en delitos como el mencionado: se denominaba prescripción del delito. Actualmente la doctrina más extendida excluye de la prescripción a los delitos llamados de lesa humanidad, tal como la desaparición.

El Uruguay ha hecho suya la doctrina de la imprescriptibilidad. Esa opción implica concretamente que el tiempo de esos acontecimientos ocurridos en otro tiempo (otro en el calendario y muy otro en la realidad político-institucional del país) va a pasar a este tiempo de hoy del Uruguay y van a seguir y seguir sin fin.

Teóricamente esta búsqueda de restos se cerraría cuando apareciese el último desaparecido. Pero ¿cuál sería el último? Nunca se podrá saber en la medida en que existirá siempre la posibilidad de que aparezca otro más del que nada se sabía. Hace ya unos cuantos años yo fui invitado a integrar y de hecho formé parte junto con otros distinguidos compatriotas como Seregni, Carlos Maggi y Arana, de una Comisión Pro Memorial de los Desaparecidos. Se eligió el lugar, se llamó a concurso, el monumento se concretó, se inauguró y está en la ladera del cerro de Montevideo. Cuando lo inauguramos tenía grabados una treintena de nombres que eran en ese momento los casos comprobados de desaparecidos. Hoy el monumento tiene muchos más nombres: (ignoro bajo qué autoridad y con qué criterio fueron agregados nombres). A lo que voy es que habrá siempre la duda de si el último encontrado sea el último y, por lo tanto, por ese camino no habrá una clausura definitiva para la responsabilidad colectiva asumida cuando se optó por incorporar la doctrina de la imprescriptibilidad. Hemos sacado el asunto de la dimensión temporal (que es la dimensión humana) y lo hemos colocado en la eternidad, dimensión que nos es completamente ajena (de la que ni siquiera tenemos un concepto claro).

La búsqueda de restos humanos en los cuarteles tiene un aspecto de búsqueda de información. ¿Qué les pasó? Lamentablemente todo el mundo sabe qué les pasó. En consecuencia la búsqueda o reclamo por información pasa a ser la búsqueda de la prueba necesaria para el procesamiento de los eventuales culpables.

Si el reclamo es por información, entonces debe ser íntegro. La información y la verdad que un pueblo -en este caso nuestro pueblo- necesita y a quien se ofende si se le niega o distorsiona es la verdad global de lo que fue aquel oscuro período histórico. Toda la verdad. La que se escamotea no dando información sobre eventuales enterramientos y la que también se niega implantando en la sociedad un relato de mentira, como por ejemplo el relato que los tupas se levantaron en armas para luchar contra una dictadura militar. La afrenta radica tanto en la información que se escamotea como en la información que se bastardea. Todavía está faltando información para completar el relato histórico que necesita el pueblo oriental en orden a saber todo lo que de sí mismo tiene derecho (y necesidad) de saber.

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