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No hacen nada

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Juan Martín Posadas
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Se oye con irritante frecuencia que la oposición política no hace nada, prácticamente no existe.

Lo repiten algunos periodistas con sorprendente tenacidad y es aceptado por mucha gente. Me detengo a analizar este fenómeno, primero porque a pesar de ser tan generalizado no es verdad, y segundo porque nace de una forma gregaria de pensar.

El gobierno frenteamplista ha estado visiblemente a la defensiva prácticamente en todo lo que va de este período de gobierno. Lo ha estado en todos los frentes posibles: en el ámbito de la educación, la seguridad, la atención de la salud y, sobre todo, en el campo de la honradez administrativa (o las carencias de la misma). Si el gobierno está a la defensiva es porque la oposición ha estado activa.

Pluna, Ancap, ASSE, Fondes son siglas que, más allá de su significado literal, "dicen" con claridad política cuánta ha sido la actividad y el dinamismo de la oposición. Cada una de esas reparticiones estatales y todos los jerarcas que las dirigen han debido ser defendidos a capa y espada por el oficialismo; hubo febriles maniobras minimizando los datos, negando las acusaciones, atribuyendo todo a campañas de desprestigio. Lo escandaloso que ha sido desenterrado y expuesto se debe al tenaz control y seguimiento que lleva adelante la oposición.

Es cierto que la prensa libre (no la prensa compañera) ha jugado un papel importante y también es cierto que el desparpajo de los jerarcas involucrados —de Mujica, Sendic y Muñiz para abajo— ha sido una contribución tan eficaz cuanto involuntaria. Pero no se puede decir con fundamento que la oposición no hace nada.

Sin embargo lo que resulta verdaderamente asombroso es que nadie, ni periodistas ni analistas políticos, advierten que quien no hace nada es el Frente Amplio. Me explico. Sabiendo como sabemos que el Frente Amplio es, grosso modo, medio país, lo que llama la atención es que, en ese vasto y variado universo electoral, social y cultural, nadie hace nada respecto a la gravedad de los sucesos. En ese medio país hay una cantidad importante de uruguayos (que todos conocemos personalmente y con quienes nos cruzamos en la actividad diaria) que en su conducta personal y en su escala de valores no admite ni considera aceptables los comportamientos de sus dirigentes y, menos aún, las excusas con que se justifican. Una mayoría de votantes del Frente suscribe de corazón los espantosos adjetivos con que el tribunal de Conducta Política calificó el comportamiento de Sendic. Para ellos el Frente Amplio pasó de ser una ilusión (discutible en su contenido pero fortísima en sus efectos) a ser esta estafa de hoy. ¿Y?

No obstante esto la mayoría de los analistas políticos y comentaristas al paso hablan de una oposición que no hace nada y no de un Frente Amplio resignado y silencioso ante su dirigencia, sin exigir nada, adaptados y sometidos a la disciplina, la disciplina mental que es la introyección de la dominación, (la disciplina que en el caso de todas las revoluciones marxistas que llegaron a hacerse del gobierno terminó reemplazando a la libertad prometida).

Las excepciones, tan honrosas como menguadas, de aquellos que levantan su voz se pueden contar con los dedos de una mano. Pero eso no es noticia ni ha sido objeto de estudio por parte de analista político alguno.

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