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Modelos de desarrollo

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Somos tan caros como los países mas prósperos pero los ingresos promedio de nuestra población solo representan un tercio del que ellos logran. Gastamos mas pero vivimos peor. Si somos tan caros en relación a nuestros ingresos, la consecuencia inevitable, es que para la producción de determinados bienes y servicios nuestra competitividad sea insuficiente. Difícil vender nuestro trabajo.

Somos tan caros como los países mas prósperos pero los ingresos promedio de nuestra población solo representan un tercio del que ellos logran. Gastamos mas pero vivimos peor. Si somos tan caros en relación a nuestros ingresos, la consecuencia inevitable, es que para la producción de determinados bienes y servicios nuestra competitividad sea insuficiente. Difícil vender nuestro trabajo.

Nuestro encarecimiento en relación al mundo crece incansablemente por la inflación y por las medidas monetarias que se toman para moderarla. Allí nace el atraso cambiario, como ahora es reconocido por autoridades y asesores. Mas gasto público y mas salarios desalineados respecto de la productividad derivan en inflación que se combate con atraso cambiario que desemboca en el debilitamiento de la competitividad. Como muestra, las letras de regulación monetaria en estos días, ofrecen tasas por encima del 15% anual.

No es solamente hacia Argentina o Brasil que la industria está dejando de exportar, tampoco lo puede hacer hacia el resto del mundo. Tampoco camina el turismo y generalizadamente se debilita la demanda por nuestros servicios. El sector agropecuario, especialmente los granos y la forestación se están transformando en los casi exclusivos tractores de la exportación. La debilidad de las exportaciones, afecta el crecimiento y está empezando a sentirse en la marcha de la economía.

Una economía pequeña como la nuestra solamente podrá asegurar la continuidad del crecimiento a través del comercio internacional. Esto dependerá inevitablemente de la fortaleza de la competitividad. Si no somos buenos agregando conocimientos, ciencia, innovación, gerencia, organización, alianzas público privadas, acceso a mercados, alianzas internacionales y claridad estratégica, no tendremos mas remedio que vivir con la amenaza permanente del desempleo, de la marginalidad social, y de las amenazas sobre la balanza de pagos. Depender de burbujas explicadas por coyunturas externas no garantizará el desarrollo. Solamente generará ilusiones y multiplicará la burocracia.

Estos modelos, necesitan un Mides y un Fondes cada vez mas grandes apoyados por emprendimientos como el de Aratirí que gaste poco en salarios y mucho en impuestos. Es el sueño de los enclaves mineros o petroleros que engendran sociedades populistas. Nadie lo imaginaba como un modelo para la izquierda. Por el camino se reconoce que el éxito exportador alcanzado “por desgracia” representa un antagonismo con la pureza del modelo y que se tolera sólo por necesidad. El empresario agropecuario es casi el único que mantiene un sector competitivo en la economía, pero además es el principal multiplicador de riqueza a través de los impactos positivos sobre las cadenas productivas de base no agropecuaria.

Hace años que se discute si es que las políticas han sido buenas y explican los buenos resultados o por el contrario si los méritos son del sector privado o del contexto externo. El gobierno atribuye todo el mérito a sus políticas. Sin embargo, escuchando a los gobernantes no quedan dudas que si no se optó por un modelo mas chavista o kirchnerista, es solamente porque nuestro país no dispone de los mismos grados de libertad de nuestros vecinos. Emularlos, estará mas al alcance cuando Aratirí y otros enclaves que vendrán estén operando a pleno.

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Joaquín Secco García

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