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Las elecciones y algo más

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Los expertos coinciden en que no habrá mayoría absoluta en las cámaras. Tampoco existen pronósticos concluyentes acerca de quién gobernará hasta 2020. En estas condiciones, las propuestas electorales se van apilando en el centro, donde se encuentra la mayor concentración de votantes y —ojalá— la mayor cuota de sentido común. Por otra parte, nadie podrá gobernar sin realizar alianzas. No se conoce a quién habrá que ir a buscar, factor que favorece la cautela y modera la agresividad. Se trata de una campaña con batallas de baja intensidad, pero no por ello, con escasa oferta de propuestas innovadoras. Existe una gran coincidencia acerca de cuáles son los problemas prioritarios, aunque las dudas van por el lado del cómo, del quién y del con quién. Hay una percepción de que cambiarán muchas cosas. Debilitamiento del crecimiento, de la inversión extranjera, sin mayorías que llevan los asuntos a resolverse en la mesa política, alta probabilidad para el nacionalismo, una agenda mas compleja,

Los expertos coinciden en que no habrá mayoría absoluta en las cámaras. Tampoco existen pronósticos concluyentes acerca de quién gobernará hasta 2020. En estas condiciones, las propuestas electorales se van apilando en el centro, donde se encuentra la mayor concentración de votantes y —ojalá— la mayor cuota de sentido común. Por otra parte, nadie podrá gobernar sin realizar alianzas. No se conoce a quién habrá que ir a buscar, factor que favorece la cautela y modera la agresividad. Se trata de una campaña con batallas de baja intensidad, pero no por ello, con escasa oferta de propuestas innovadoras. Existe una gran coincidencia acerca de cuáles son los problemas prioritarios, aunque las dudas van por el lado del cómo, del quién y del con quién. Hay una percepción de que cambiarán muchas cosas. Debilitamiento del crecimiento, de la inversión extranjera, sin mayorías que llevan los asuntos a resolverse en la mesa política, alta probabilidad para el nacionalismo, una agenda mas compleja, mas moderna y eficaz que deberá aspirar al desarrollo.

Los próximos 5 años, serán decisivos para que el país haga los ajustes necesarios para dar el salto al desarrollo. En pocas palabras, esto significará llegar a parecernos a los países de cola de la OCDE en materia de productividad e ingreso por un lado y de reducción de la brecha social por otro. Mucho mas prosperidad y mucho mas igualdad de acceso a las oportunidades.

Todos los partidos han hecho avances en esa dirección pero los principales obstáculos no han sido removidos. Probablemente se pueda explicar por la escasa claridad estratégica, lo cual impide apreciar las prioridades, conseguir la coherencia entre los actores, entenderse para diseñar políticas de largo plazo, adecuar los métodos a los resultados perseguidos, fortalecer la gestión, impedir los desvíos por parte de intereses corporativos y burocráticos.

Hace muchos años que se ha señalado la importancia de la reforma del sector público pero se obstaculizó cualquier iniciativa. Hay elementos de organización y otros de gestión. No se ha podido seguir al ritmo de la modernización mundial. Como muestra del descontrol basta mirar a Ancap y a ALUR. Los biocombustibles no mejoran el balance energético, no son mas baratos, ni ambientalmente menos contaminantes, ni tenemos ventajas competitivas para producirlos. Es una muestra del despilfarro contumaz. Si se gasta tanto tan ineficientemente, en otro rincón de la sociedad, habrá alguna inversión que no se hará y un empleo que no se creará. La gestión, también ha sido pésima en la infraestructura, la construcción de capital humano, la seguridad, la inserción externa….

Hace pocos años —bajo la consigna “si todos pagamos algo, todos pagaremos menos”— se aprobó una reforma tributaria elaborada sobre criterios modernos, justos y eficaces. Nos equivocamos con la consigna: todos pagamos pero pagamos mucho mas y además hay mas deuda y mas déficit fiscal. Se aceptó que un impuesto a la inversión —al patrimonio— era un mal impuesto y que se iría eliminando, pero se aumentó. Primaria es un pequeño impuesto al patrimonio que ni siquiera lo cobra la DGI. Lo hace Primaria quien no tiene ninguna ventaja para cobrar impuestos. Recauda poco y cuesta caro hacerlo. La reforma tributaria se fue desfigurando por la presión insaciable de burocracias y políticos que consideran que gobernar es aumentar impuestos. También se emplea como demagogia para consolidar ideologías arcaicas.

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Joaquín Secco García

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