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Amenazas de la coyuntura

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El agro enfrenta el final de un ciclo que se caracterizó por el excepcional mejoramiento de la demanda y los precios de los alimentos. Esta fase duró mas de 10 años y favoreció a la casi totalidad de los bienes primarios que se exportan.

El agro enfrenta el final de un ciclo que se caracterizó por el excepcional mejoramiento de la demanda y los precios de los alimentos. Esta fase duró mas de 10 años y favoreció a la casi totalidad de los bienes primarios que se exportan.

Tuvo lugar un proceso de inversiones sin precedentes lo cual favoreció el crecimiento del producto, el empleo, las exportaciones, las remuneraciones y aunque no se puede medir en todo su alcance, mejoró notablemente el bienestar y las condiciones de vida de la campaña.
La mejoría alcanzó a ciudades y pueblos del interior desde donde se suministra la mayor parte de los insumos y servicios a la producción del campo.

Exceptuando unos pocos servicios, es difícil encontrar en el interior negocios cuya suerte no esté vinculada con las cadenas agropecuarias. Se crearon miles de Pymes que vendían servicios a la producción y al consumo. Cambió la fisonomía de ciudades y pueblos. Estamos hablando de casi la mitad de un país, mitad que sigue siendo bastante desconocida para gobernantes, políticos, académicos o formadores de opinión.

Hace un año ya se manifestaban certezas acerca de la tendencia declinante de los mercados. Las cosechas hoy en curso, afectadas por precios que se han seguido deteriorando y rendimientos menores a los esperados están golpeando duramente a las cadenas agrícolas. En este sector se han desarrollado la mayor proporción de Pymes de servicios. Negocios que se crearon en un ambiente de fuerte competencia, con escasas barreras al ingreso y bajo un supuesto de confianza en el futuro que hoy no existe. La oferta creció mas que la demanda lo cual creó riesgos crecientes.

La carne que ofrecía un mayor optimismo, desde hace poco también empezó a manifestar un debilitamiento cuando comienza la mayor zafra de ventas. La principal cadena productiva del país, goza de algunos privilegios de entrada a mercados que no están al alcance de nuestros principales competidores. Pero nuestras ventajas, se reducen a una pequeña proporción de las exportaciones (el 25%) mientras que el gran volumen compite directamente con carnes escasamente diferenciadas de Brasil, Paraguay, India y aun de Australia. Por su lado, nuestros competidores buscan acceder a las ventajas comerciales que nosotros obtuvimos. Argentina ya vende en la cuota 481 y Brasil se prepara a entrar en EEUU. Es un dilema para el futuro de nuestra ganadería. Para calificar el producto, habrá que buscar formas de diferenciarlo, tecnificar y bajar costos lo cual se persigue perezosamente.

Durante los años pasados, los costos de producción de todos los productos, subieron bastante mas que el aumento de los precios, estrechando márgenes e incentivos para las inversiones. Y la producción dejó de crecer. Ahora se enfrenta un cambio de ciclo que durará unos años y pone en peligro construcciones sociales y empresariales surgidas en estos 10 años y pusieron detrás de sí conocimientos, innovaciones, juventudes emprendedoras, capacidad de gestión y de organización. Las políticas no han sido piadosas con estas virtudes y en una coyuntura difícil como la actual, probablemente tampoco lo serán. Las declaraciones se las lleva el viento. Para operar en el futuro, es mas importante recordar el pasado y medir las relaciones sociales de poder. En todo caso se transita un período lleno de amenazas.

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Joaquín Secco García

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