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Tocata y fuga

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Javier García
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Un cambio de nombres en el ministerio de Interior podría ayudar a solucionar los problemas, dijo el candidato frenteamplista Daniel Martínez. Preguntado si lo habría cesado en caso de ser él el presidente, dijo "puede ser".

Catorce años después de gobernar, y ocho desde que está Bonomi al frente de esa cartera, nunca se había escuchado una opinión en contra de su labor por parte de ningún dirigente del FA, y menos de Martínez, que fue senador e intendente durante la gestión del citado.

Antes, cuando estábamos lejos de las elecciones, Bonomi era el mejor ministro de Interior que había para muchos incluido obviamente los frenteamplistas. No hubo una sola disidencia. Es más, cuando desde la oposición lo cuestionábamos, desde las filas del FA ironizaban diciendo que lo único que planteábamos era la renuncia de Bonomi. Martínez, con su mano, en el senado lo respaldaba y durante su gestión departamental, en el distrito justamente donde más delitos se cometen y se ha llegado al récord histórico de homicidios y rapiñas, hizo un atronador silencio.

Hoy Martínez quiere ser el candidato del FA y sabe que Bonomi quema. Es una hipocresía reclamar ahora y hacer demagogia cuando se calló y se respaldó en todo a quien hoy se quiere sacar de encima. Al repetir de la muletilla del intendente, "vamo arriba" Martínez, no sea hipócrita. Los dirigentes del FA corren, fugan para delante de sus mochilas pesadas.

Sendic es la otra carga. Ahora todos lo echan de sus casas, le dan vuelta la cara, pero bien que todos lo defendieron e hicieron causa común con él.

Al inicio de la investigadora el FA sacó una declaración que textualmente decía: "Rechazamos la campaña desplegada por la oposición y los diferentes medios de comunicación destinada a menoscabar la imagen y credibilidad de integrantes de nuestro gobierno como así también debilitar la institucionalidad democrática del país. Expresamos la solidaridad al compañero Raúl Sendic ante el injusto y agraviante acecho..."

Se llegó al loco extremo de afirmar por todo el FA que investigar la corrupción y denunciarla, lo que después terminó en un procesamiento judicial del exvicepresidente, era un atentado a la democracia. No hace tanto de esto, 2016, denunciarlo era nada más ni nada menos que un atentado a la institucionalidad. Casi que golpista y ahora que el FA se lo quiere sacar de arriba y prohibirle que sea candidato porque quema estar al lado, cómo le llamarán a ese operativo, ¿profilaxis electoral? ¿Consolidación de la institucionalidad?

Es muy jocoso cómo los dirigentes del FA hablan de los candidatos de los otros partidos, especialmente de Luis Lacalle Pou. Lo critican, lo ironizan, lo atacan por las redes. Cuando tienen un tiempo libre entonces hablan de la innovación, de los desafíos para el 2050, de los exámenes médicos de uno y de la agenda de derechos. Pero de lo que todo el mundo habla, de lo que todos sufrimos, de la inseguridad aterradora, de la pérdida de decenas de miles de empleos, del seguro de paro, de la educación pública, ¡oh casualidad, ninguno emite sonido!

Quién se va a hacer cargo de lo que importa y falta, de lo que se pudo y no se hizo y de la corrupción galopante en estos gobiernos. Quién se va a hacer cargo de Ancap, de ASSE, de Envidrio, del Fondes, de Pluna. ¿Quién?

Huyen todos para adelante, hablan del futuro y de sus sueños, Pero ninguno se hace cargo de las pesadillas.

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