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El sol con las manos

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El ajuste fiscal es la conclusión lineal de escuchar a Astori. No tiene dos interpretaciones. Taparlo es imposible y una pérdida de tiempo. Cuando se le quiere hacer decir a la realidad lo que esta no dice, la gente se enoja. Se enoja tanto con el anuncio como con la pequeña jugada.

El ajuste fiscal es la conclusión lineal de escuchar a Astori. No tiene dos interpretaciones. Taparlo es imposible y una pérdida de tiempo. Cuando se le quiere hacer decir a la realidad lo que esta no dice, la gente se enoja. Se enoja tanto con el anuncio como con la pequeña jugada.

El Frente Amplio está metido en un lío por dos cosas: por hacer lo que perjuró no haría durante toda la campaña electoral, y además porque después de hecho quiere hacer creer que no es lo que es. En los países hay hechos supervinientes que generan decisiones que no se tenía previsto tomar. Es muy dinámica la vida como para negarse a esta realidad. Sin embargo, aquí ningún hecho sorprendió, desde tiempo se veía venir y además las decisiones son malas. Es obvio que todos queremos una economía sana, equilibrada, no es esa la fuente del enojo. Cuando se desalinean los números es de orden alinearlos. Por eso en campaña electoral advertimos desde el Partido Nacional que las propuestas del Frente Amplio eran inconsistentes. No había forma de financiar millonarias promesas y gastos en una economía que daba señales de haber terminado el ciclo expansivo y donde las incertidumbres empezaban a aparecer.

Se nos trató de alarmistas. Y eso que el agujero negro de Ancap aún no se conocía plenamente. El destrozo del gobierno de Mujica es inmenso. Aún no vimos todas las consecuencias pero es el responsable principal del impuestazo. Mujica no tiene una gran historia laboral previo a sus cargos públicos, solo militó. No conoce el sacrificio de ganar un salario y por eso gastó alegremente todo lo que había, dando manija a las empresas públicas para que se metieran en inversiones faraónicas sin mucho estudio. Le hablaron del Antel-Arena y dijo denle. Y mientras filosofaba, gastaba. Y puerto de aguas profundas y denle. Y regasificadora, y denle. De eso ahora no hay nada, menos la millonaria plata que ya se perdió. Pero no solo él, porque todo el gobierno del FA estaba en conocimiento, Astori que era vicepresidente y jefe del equipo económico desde hace 11 años, el primero, y por su intermedio, Vázquez. Pero no se animaron o no quisieron. No es que no supieran, sabían. Son gente inteligente.

Como sabían, lo que hicieron es ocultar y ahora buscan decir que no es lo que es. Y dicen que el mundo tiene la culpa, no ellos. Cuando las cosas iban bien se ofendían si los laureles se los llevaba el contexto internacional, pero cuando van mal, ahí sí la culpa es de los otros.

Este ajuste es recesivo y además es absolutamente ineficaz, no va a lograr lo que quieren. No por la cantidad sino por los instrumentos elegidos que van a generar más retracción del consumo y del trabajo. No hubo ni un solo intento de sincerar la economía y hablar con la oposición. Aún en la crisis, la soberbia fue tan grande que prefirieron el intento de camuflar y no solo ponerle una máscara a la verdad sino de presumir tener el monopolio de la inteligencia y ser los vivos del barrio. El gobierno de los profesores, lleno de académicos, hace días intenta tapar el sol con las manos. Pero el sol es muy grande frente a las manos de gobernantes muy soberbios. La gente perdona cuando percibe honestidad, aún en la equivocación. Pero condena la burla y la mentira.

Queda mucho tiempo y Vázquez debería cuidar más la institucionalidad que también es decir la verdad y respetar la inteligencia ajena.

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Javier García

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