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La República en la cornisa

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Javier García
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Cuidar la República es responsabilidad de todos los ciudadanos, pero mucho más de los que tienen el poder. Si alguien de a pie golpea el Estado de Derecho, a su represión sale el propio Estado. Si se atenta desde la propia cima del Estado, ¿quién sale a defenderlo?

El presidente es el responsable de lo vivido el otro día en la puerta del Ministerio de Ganadería. Él voluntariamente, no de sorpresa, se sometió a un escándalo de gritos e insultos. Podía haberlo evitado pero quiso mezclarse a los gritos. Fue una decisión personal y política. Nadie tiene derecho a agraviar al presidente, porque representa mucho más que una persona, pero eso no le da derecho a Vázquez a hacer lo propio con un ciudadano. No hay ninguna disposición constitucional que se lo confiera. Nadie debe insultarlo porque él es más que él mismo y él tampoco debe hacerlo. Y lo hizo.

Y mucho menos al día siguiente del triste episodio, como venganza, se debe utilizar los medios del Estado para escrachar al contendiente del presidente. Es ilegal, pero mucho más que eso, es totalitario. Si el Sr. Arrieta le debe al Instituto de Colonización, a la UTE la cuenta de luz o un atado de acelga al feriante da lo mismo. Para eso hay medios legales y judiciales de cobro, y esa información está protegida legalmente. Y menos puede el Dr. Vázquez utilizar su poder para dar luz a datos a los que accede por su influencia y cargo, que le sirven para atacar a un ciudadano. El Dr. Vázquez demuestra que no está bien, que es una pose su tranquilidad habitual o algo le pasa que perdió ponderación y calma. En Uruguay se llega al extremo de estar prohibido dar el nombre de un delincuente primario, para no estigmatizar y dar oportunidad de reinserción, así sea un homicida, sin embargo la Presidencia volantea los datos no ya de un delincuente, sino de un deudor desde su página web. Se rasgan las vestiduras con los derechos de los delincuentes pero violan los de un ciudadano común porque discutió a los gritos con el presidente.

Esto es señal de lo que está dispuesto a hacer el gobierno y su partido para no perder el poder. Fue un aviso a los navegantes y una amenaza clara. Aprietes, calumnias, difamación, todo será instrumento electoral.

Es de antología que muchos de quienes no sabían qué eran las instituciones (las descubrieron de mayorcitos) y hablaban de democracia "burguesa" para desprestigiar al conjunto de normas que definen nuestro sistema, ahora se escandalizan cuando se los critica y se les reclama "institucionalidad". Hasta la propia vicepresidenta Topolansky, que de violar la Constitución y la ley sabe, y mucho, ahora pide "respetar la autoridad". Cosas veredes. Si no fuera por lo que está en juego sería de risa. Ahora son "maestros Siruela" de la democracia. Que los que violaron la ley y se levantaron contra la democracia y la autoridad legítima ahora nos den clase de "institucionalidad" parece un sueño. Usar el poder y sus recursos materiales para ponerlos al servicio de destruir adversarios es totalitario. De aquellos que descubrieron la institucionalidad pero siguen atacándola como antes, pero con otros medios. Siguen sin convicción democrática. La falta de paz y tranquilidad es por la manija y el enfrentamiento que de Vázquez para abajo están promoviendo.

Eso no es casualidad. Creen en la lucha de clases, nosotros en la República.

Al fin de cuentas, es ideológico.

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