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Otros auto-convocados

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Javier García
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El acto de Durazno, más allá de los reclamos concretos, desnudó que hay sectores de la izquierda, también "auto-convocados", que se resisten a perder el poder.

El nivel de violencia política expresado en las redes sociales en los días previos, durante el acto y hasta hoy, solo puede explicarse porque algunos ven el poder como su medio de vida. Tienen, por eso, una lógica del todo o nada y la democracia no es todo o nada. Nunca. No aceptan compartir la vida en sociedad con quienes piensan distinto, salvo que se sometan.

Hay dirigentes y militantes de izquierda que no creen en el debate democrático. Todo el que discrepa es oligarca, anda en cuatro por cuatro, es recalcitrante de derecha, antiobrero y anti políticas sociales, por lo tanto es enemigo, y a los enemigos se los destruye.

Los operativos en las redes para desprestigiar una manifestación democrática fueron de una violencia desconocida. Escondidos en seudónimos y en nombres falsos se desató una artillería de basura política contra todo y contra todos. El odio inundó estas horas. Lo que presagia no es nada bueno, y en vísperas de empezar una campaña electoral, la gente más racional del FA debería tratar de controlar a estos autoconvocados de la violencia política.

Es una lástima que las declaraciones y el tono del presidente del FA, el Dr. Javier Miranda, no contribuyan a esto. Un hombre reconocido por su cautela pasada, medido, militante de los derechos humanos y presidente del FA ahora, tiene que ayudar a mantener el cauce no a desbordarlo. A dar paz, no manija.

El ejemplo argentino, con la grieta, no puede instalarse. El cuanto peor, mejor; aquí terminó muy mal. El reclamo del sector productivo se podrá compartir o no, lo que nadie puede discutir es que fue pacífico. Parecía un acto académico, no una multitudinaria asamblea a cielo abierto. Había de todo: productores, peones, comerciantes, gente de las ciudades, empleados, gente con plata y otros endeudados hasta las patas. Sin embargo no hubo una sola descalificación, ni un agravio. En las redes (donde se mezclaban algunos legisladores oficialistas) los autoconvocados del odio, con violencia, descargaron toda su furia. Muy inclusivos para la tribuna y las organizaciones internacionales y discriminadores y violentos con el que piensa distinto en Uruguay.

Vamos a empezar la campaña electoral en pocos meses y hay un ambiente que nunca se vio aquí. No de dureza política, que eso es normal, para eso están las canilleras, sino de un caldo de cultivo que empieza a cobijar lo peor del autoritarismo, que recurre a lo que sea para desprestigiar al que piensa diferente y destruirlo. Son como una especie de Ku Klux Klan escondido en las redes, muy preocupante. Son los "soldados" de una supuesta pureza política, que se sienten cruzados en la defensa de un partido y el gobierno. Seguramente muchos de ellos además con cosas más terrenales para defender, como pueden ser sus contratos y prebendas otorgadas en el Estado.

Loquitos hay en todos lados, pero cuando empiezan a verse operaciones más organizadas que buscan humillar y destruir al distinto, estamos ante otro problema. Se sabe dónde empieza, pero no el final. Todos tenemos responsabilidad de cuidar la paz. Se me dirá que soy alarmista, quizás. Es mejor hacerse cargo ahora y dar señales claras de arranque, que mirar para el costado y lamentarlo después.

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