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¿A quién le sirve?

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Javier García
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Si el Partido Nacional es-tá unido, es más fuerte y creíble, si no lo está es obvio que mejoran las posibilidades del FA. Sencillo. Cualquier grado de desunión es funcional al Frente Amplio. Por más importante para cada sector blanco que sea un problema, si lo transformamos en línea divisoria el que se frota las manos es el oficialismo.

El FA sintió duramente el problema de Sendic, está con problemas serios por las negociaciones con UPM, se dividen y trancan la aprobación del TLC con Chile, pero sin embargo la imagen es que los que tenemos problemas somos los nacionalistas. Nos martillamos los dedos. En cada sector partidario militamos muchos que vivimos, siendo más jóvenes, las peleas del pasado reciente. A partir de ahí casi como juramento laico nos propusimos no repetir esa historia. Que va a haber debates, es más, que debe haber debates, por supuesto. Sería irreal que se respirara la paz de los cementerios. Los partidos somos organismos vivos y el nuestro en particular tiene una historia de internas agitadas. No me preocupa eso. En el seno de nuestras propias familias y hasta de una iglesia hay internas y diferencias. No es grave tener discusiones, lo grave es no saber resolverlas. Eso es lo que las hace perdurar.

En el Partido Nacional vivimos estos años una armonía singular. Dos o tres episodios de estas semanas, por importantes que son, no pueden cambiar ese clima. Quienes tenemos responsabilidades no podemos ponerlos por arriba del mayor desafío que es trabajar mucho para cambiar y gobernar el país. Si lo hacemos quiere decir que no entendemos nada y además muchos uruguayos no nos lo van a perdonar. Y tendrían razón.

En nuestro sector político, Todos, tenemos una convicción: la unidad no es un decorado del discurso que se nombra para lograr aplausos. Es estratégica, legitima los compromisos. Es tanto o más importante que el programa de gobierno, porque sin unidad no hay forma de aplicarlo. Tampoco dudo que este sentir es también el de Alianza Nacional y los otros sectores.

Los que gobiernan, en definitiva, son los partidos no los sectores. La opinión pública pasa raya gruesa y habla del gobierno de los blancos, o del FA, no dice el gobierno del sector tal o cual. Si es así no puede haber dirigente a cuidar o sector a preservar, que esté por encima del interés general. No se trata de evitar el matiz, que es legítimo y necesario, sino de cuidar las cosas comunes, entre ellas la imagen colectiva de un Partido que aspira a gobernar y al que todos tenemos la obligación de preservar sano, unido y fuerte. Y lo otro a cuidar es su Directorio, que nos representa a todos y es nuestra casa común.

Los debates no pueden llegar hasta un límite que es hacer peligrar esos valores comunes. Sería imperdonable, porque pone en riesgo el único proyecto de cambio que hay. Seríamos con nuestras acciones funcionales a que el FA se frote las manos y le regalaríamos el gobierno en bandeja. No tenemos derecho. Esta semana fue una muestra de eso, lo vamos a superar, pero no podemos confundirnos. No hay que llamar a los demonios.

En la militancia por valores como la libertad, la construcción de una sociedad de equidad y oportunidades y de conductas administrativas éticas está la base de todo lo que nos debe unir. Y eso es lo que nos piden nuestros compañeros y aquellos que sin serlo nos dicen en la calle estos días: "no se peleen".

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