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¿Quién le gana al FA?

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JAVIER GARCÍA
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Lo políticamente correcto dice que hay que mirar las cosas del lado de lo programático y las ideas. Eso no tiene contraindicaciones.

Hay que apelar a ser mejores. Pero se puede ser mejor, tener todas las ideas del mundo, y perder las elecciones. Por ello lo políticamente correcto puede chocar con la realidad. Además de tener todo lo que se necesita, el mejor candidato es el que puede ganar, y en nuestro caso particular, el que puede ganarle al FA. Por mejor, y porque puede. Hay que ser muy pragmáticos, después no hay derecho al pataleo. Cuando de cambiar se trata, el mejor es el que le gana al oficialismo y logra sumar tras de sí la voluntad mayoritaria de cambio.

Esta elección es una bisagra histórica, si por alguna circunstancia del destino el FA llegara ganar, entonces nos guste o no, y es obvio que no nos gusta nada, los uruguayos habrán optado por un camino que no entendemos, que es decadente, pero que estará legitimado por las mayorías. A llorar al cuartito.

El Partido Nacional, según todas las encuestas, se encuentra en la posición más indicada para triunfar. La distancia que lo separa del FA es mínima, de empate. Pero eso no será solo un tema de nosotros los nacionalistas, sino de la capacidad de incluir a todos los demás partidos en el ballotage. No se llega en cooperativa, pero se llega cooperando.

Hace cinco años atrás la realidad era bien diferente. El FA estaba a 20 o 25 puntos adelante del Partido Nacional, y le ganaba a todos los demás partidos sumados. Hoy la oposición sumada es ampliamente mayoritaria. La distancia se acortó a cifras mínimas por una razón sencilla: el FA cayó significativamente y la oposición tuvo un liderazgo en el Partido Nacional y dentro de él, el de Luis Lacalle Pou, que la consolidó. Es objetivo. Un Partido unido, con un Directorio funcionando, con equipos técnicos permanentes, en una forma moderna, eficaz y dialogante de ejercer la oposición. Estamos donde estamos no por casualidad.

En los últimos seis o siete meses surgieron una cantidad de candidaturas (por lo menos seis) y hasta partidos recién nacidos en el arco opositor: Sanguinetti, Talvi y Zubía en el Partido Colorado, Antía y Sartori en el Partido Nacional, Manini con su nuevo partido. Todos ellos pescando del mismo lugar, porque básicamente el FA no se movió en sus preferencias después de ello. Es más, alguna encuesta le da que creció algo. Quiere decir que se dividió el voto opositor. Es legítimo el surgimiento y además beneficioso para la movilización, pero a no engañarse porque no significaron quitarle votos al FA, sino reubicar los que ya tenía la oposición.

Es bueno que haya más opciones, es más cómodo para los públicos cautivos de cada partido, incluso vitalizó al Partido Colorado de la posición que tenía a una más pujante, seguramente por retorno de partidarios a su casa matriz.

Sin embargo, ahora viene lo del principio: está todo bien, pero hay que ganarle al FA. Digámoslo sin tapujos: si dividimos, perdemos. Para ganar hay que ofrecer certezas, ser efectivos electoralmente dando garantías de un gobierno transparente, inclusivo y sin improvisaciones ni sorpresas. Es hora de preguntarse bien claro: ¿quién le gana al FA? Hay muchas candidaturas, todas pueden ser buenas, pero solo una le gana al FA: la del que lideró la oposición estos cinco años. Hay que ser efectivo, además de políticamente correcto.

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