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Laura en Montevideo

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JAVIER GARCÍA
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La expresión de la unidad de la coalición en Montevideo es tener una candidata que la represente. Laura nos representa a todos.

Es la unidad, versus tres candidaturas en el FA que son fruto de una lucha de poder interna con miras a definir los liderazgos futuros. Nosotros queremos cambiar Montevideo, no resolver una interna partidaria. Dicen algunos que tardamos mucho, no creo. Apenas una semana más que nuestros adversarios que hace 30 años gobiernan la capital. No parece ser un plazo muy extenso para una coalición que tiene apenas tres meses de vida: 30 años contra 3 meses.

Todo este proceso será una anécdota la semana próxima, porque allí el debate será otro: ¿Montevideo está bien? Seis gobiernos del FA, miles de millones de dólares que transfirieron los montevideanos a la IMM y hoy ¿la ciudad está más limpia y ordenada? ¿Es esta la mejor que podemos tener o hay una mejor calidad de vida, limpia, segura, disfrutable, amigable y conectada? Ese es el tema.

Laura es renovación e inclusión política. No tiene militancia previa, por encima de su reconocida matriz nacionalista. Su desempeño profesional está ligado a la gestión en lo privado y al impulso del emprendedurismo de las nuevas generaciones. Preguntan si conoce los barrios de Montevideo, seguramente no, como no lo conocían ni Vázquez, ni Arana, ni Ehrlich, ni Olivera ni Martínez, antes de ser intendentes. Se descuenta en la cultura frentista, que impone pautas en ciertos círculos, que sus actuales candidatos son populares y que provienen de esos sectores. Sus postulantes, como está a la vista por donde viven, son vecinos de los barrios más relucientes, poderosos y vistosos de la costa montevideana. No provienen de las zonas populares. Por eso no hay que caer en esos facilismos tontos que otorgan y quitan popularidades, como si fueran un pasaporte a la sensibilidad social. Importa lo que piensan, sus capacidades y lo que están dispuestos a hacer para mejorar la vida de la ciudad. Si tienen una visión de cambio, o creen que los basurales que pululan, y la mala conectividad y calidad del transporte no tienen arreglo. Raffo no tiene compromisos con las corporaciones que han mandado estos años, como Adeom. Tiene las manos libres para ir para adelante con empuje, para gestionar la capital con sensibilidad y decisión. Tiene experiencia de gestión y resultados en lugares donde al responsable que no los muestra le agradecen los servicios, pero no los mantienen 30 años.

Un proyecto de cambio en lo nacional puede ser de enorme empuje para Montevideo y ambienta el cambio departamental. La coalición multicolor es una posibilidad real. A partir de la derrota del FA, desde allí ven a la IMM como el refugio de los dirigentes que quedarán desempleados y quieren buscar un lugar en la Intendencia. Eso no presagia austeridad sino más impuestos y costo. Montevideo merece otra cosa y no ser una especie de agencia de colocaciones. La urgencia es construir ciudad y ciudadanía, no poder político. Se necesita modernidad, limpieza, barrio amigable, entenderse con el gobierno nacional para vivir más seguros y con paz. Una mujer intendenta de Montevideo, sensible y con coraje, con el respaldo de cinco partidos. Tiene el desafío de enfrentar una máquina poderosa pero de engranajes oxidados. Que no es fácil, sabemos. Tampoco lo era ganar el gobierno nacional y se hizo.

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