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En su chacra el presidente Mujica hace lo que quiere, pero el Uruguay no es su chacra. Ser galardonado con el premio Nobel de la Paz es su objetivo personal y político. Está encantado con la idea, el premio lo subyuga. Desde el exterior lo saben y por eso también le piden mandados que otros sin la tentación del Nobel rechazan de plano, como Chile en este tema.
Guantánamo no conoce los derechos humanos. Es el ejemplo viviente de una potencia que se adjudica poderes de superintendente del mundo. Una democracia moderna y liberal no puede permitirse Guantánamo y el presidente Obama lo sabe y por eso se lo quiere sacar de arriba. La necesidad de EE.UU y las pretensiones de Mujica en su carrera al Nobel calzan exacto con los intereses americanos. Uno se saca un problema y el otro lo pone en su curriculum. Esa es la verdad pura y dura. Mujica llegó con el gobierno de EE.UU a un acuerdo sobre este tema. Se comprometió y aquel país considera que un acuerdo en solitario con el presidente obli

En su chacra el presidente Mujica hace lo que quiere, pero el Uruguay no es su chacra. Ser galardonado con el premio Nobel de la Paz es su objetivo personal y político. Está encantado con la idea, el premio lo subyuga. Desde el exterior lo saben y por eso también le piden mandados que otros sin la tentación del Nobel rechazan de plano, como Chile en este tema.
Guantánamo no conoce los derechos humanos. Es el ejemplo viviente de una potencia que se adjudica poderes de superintendente del mundo. Una democracia moderna y liberal no puede permitirse Guantánamo y el presidente Obama lo sabe y por eso se lo quiere sacar de arriba. La necesidad de EE.UU y las pretensiones de Mujica en su carrera al Nobel calzan exacto con los intereses americanos. Uno se saca un problema y el otro lo pone en su curriculum. Esa es la verdad pura y dura. Mujica llegó con el gobierno de EE.UU a un acuerdo sobre este tema. Se comprometió y aquel país considera que un acuerdo en solitario con el presidente obliga al país, y por eso la embajadora está despechada y reclama que se cumpla.
Lo hizo de una forma que en otras circunstancias donde la Cancillería cumpliera seriamente con su papel la hubieran puesto al borde del avión de regreso. Pero acá son antiimperialistas de temporada, nada muy profundo. La embajadora habló al pasar, pero con precisión, de una “nota diplomática”. ¿Qué dice? Está oculta. ¿Por qué?
Mujica empezó diciendo que era por razones humanitarias, pero ahora confiesa que es por naranjas, un trueque. Barbaridad.
Estados Unidos sabe por su relación histórica con Uruguay que los acuerdos, los tratados, requieren formalidades precisas: no alcanza el Presidente, es imprescindible el Parlamento. Es así porque los países no son la chacra particular del Presidente, por poder ni pretensiones que tenga. Con Artigas, el más grande de los nuestros, aprendimos que “es muy veleidosa la probidad de los hombres, sólo el freno de la Constitución puede afirmarla”. Nada menos que Artigas. ¿Entendió Mujica?
Uruguay es un país de solidaridad, la dio y la recibió y por eso las puertas siempre están abiertas. Las familias y los niños sirios serán recibidos en una tierra donde existe la paz que ellos no tienen. Una cosa es la solidaridad y otra ser la cárcel extrajudicial de nadie. Vázquez dijo, en ese sarpullido norte americanista que lo aqueja, que EE.UU asegura que son inofensivos. Bien, ¿entonces porqué no los devuelven a sus casas?
Vendrán acá y serán obviamente vigilados por varios servicios de espionaje. La CIA, el Mossad, los servicios secretos británicos y tantos otros operarán en nuestra casa con una misión precisa. ¿Alguien lo duda? Desplazamientos, contactos, familias, lugares. Los liberan entre comillas, simplemente los sacan de Guantánamo y los traen aquí bajo vigilancia, lejos de las críticas y de sus países. Mujica y Vázquez con su decisión importan un problema ajeno y lejano, del que no tenemos nada que ver pero pasamos a involucrarnos como país, directamente. No por solidaridad sino por pretensiones personales de Mujica y por fuera de la ley. De ninguna manera las dos cosas.
Guantánamo debe cerrarse, no diseminarse por el mundo en una versión light. Los DDHH se garantizan con la ley, no con pactos personales y secretos.
Hoy es el Día del Patrimonio, y el del Partido Nacional es ser “defensores de las leyes”. Por eso esto no corre.

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Javier García

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