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Escándalos de alto costo

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El gobierno respaldado por todo el Frente Amplio se preocupó mucho por los medicamentos de alto costo. Lo alarma su financiamiento. Tiene una sensibilidad muy especial para cuidar la plata que se gasta en fármacos. Lo pone furioso que se reclamen estos medicamentos.

El gobierno respaldado por todo el Frente Amplio se preocupó mucho por los medicamentos de alto costo. Lo alarma su financiamiento. Tiene una sensibilidad muy especial para cuidar la plata que se gasta en fármacos. Lo pone furioso que se reclamen estos medicamentos.

Pero es raro que no se le mueva un pelo y que justifique lo peor: los escándalos de alto costo. Cuando no se apagan los ecos de Pluna, que nos costó a los uruguayos 300 millones de dólares, de los cuales todavía hay que pagar 85 millones en los próximos meses, ahora hay que sumarle los 800 o 1.000 millones de capitalización de Ancap (1 Ancap = 3 Plunas). Empezaron negando, siguieron acusando a la oposición y a la “derecha”, y ante la catarata de pruebas ahora entraron en las acusaciones recíprocas. Que fue Astori, que fue Sendic, que fue Mujica. Está bueno porque por lo menos ya reconocieron que alguien fue y que algo grande hubo. Y es mucho más fácil porque en verdad fueron todos, son todos culpables… del primero al último. A esta altura las explicaciones tienen ribetes cómicos, porque dentro de este escándalo también hay para eso. El vicepresidente Sendic ensayó dos argumentos de opereta. El primero era que la culpa la tenían los pisteros de las estaciones de servicio. Así que cuando vaya a cargar nafta mírelos bien porque allí están los responsables. Es como si un director técnico le echara la culpa de la derrota de su cuadro al panchero de la Colombes. Y el otro fue que la famosa intermediaria que se cobró más de 3 millones de dólares sin hacer nada y cuyo dueño es, casualmente, un dirigente del inmáculo Frente Amplio, fue contratada por Pdvsa. Gracioso el argumento, porque la contrataron los venezolanos pero la pagamos los uruguayos. Digamos que es un negocio un poco particular donde las orgías financieras las organizan los extranjeros y las pagamos los nacionales.

Hay uno hilo conductor en los escándalos económicos en estos barrios: todos pasan por las petroleras. En Venezuela es Pdvsa, en Brasil la financiera de la corrupción fue Petrobras, y aquí el escándalo se llama Ancap. Del petróleo sale el combustible para los vehículos y para algunas billeteras progresistas.

Ahora vienen por la capitalización de Ancap. Reconocen con esto por primera vez que está fundida, mejor dicho la fundieron. Desde ya que la fórmula que van a recorrer la quieren vender simplemente como un asiento contable. Se le perdonará a Ancap lo que le debe al Ministerio de Economía. Es dinero público siempre, contante y sonante. Dinero que Rentas Generales nunca va a cobrar y que podría construir salones de clase, hacer a nuevo varios hospitales, miles de ambulancias que faltan por todos lados, becar a cantidad de jóvenes, construir montañas de viviendas sociales. Los obreros y empleados, los productores y los profesionales uruguayos trabajarán decenas de miles de horas que las van a destinar, sin que nadie les pida permiso, a pagar estos escándalos. ¿Hay derecho? ¿Hay derecho a que no se vayan ya para sus casas los directores responsables del oficialismo, empezando por el presidente de Ancap? No es un tema ideológico, es moral. La cúpula del Frente Amplio está metida hasta las manos en esto. Le hicieron un daño irreparable a la empresa pública, se rasgaban las vestiduras contra las privatizaciones pero vaciaron a Ancap de sus fondos públicos.

La izquierda no las privatiza, las funde.

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Javier García

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